La Razón (Levante)

EL ARTÍCULO DE USSÍA

Hogareña

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«El acto que la ministra de Igualdad rechazó trataba sobre el maltrato de género. La escolta maltratada y humillada por Irene Montero ya ha cobrado la indemnizac­ión que solicita para evitar el juicio» «Su disposició­n a apoyar a las víctimas de la violencia de género es absoluta, siempre que su agenda se lo permita»

LaLa Reina presidió anteayer una reunión sobre violencia de género en la sede madrileña de la Cruz Roja. La ministra que tendría que haber acompañado a Doña Leticia la dejó plantada. Se trata de una ministra, Irene Montero, muy hogareña, y prefirió visitar La Sexta, que es como su segunda casa. El acto que la ministra de Igualdad rechazó trataba sobre el maltrato de género. La escolta maltratada y humillada por Irene Montero ya ha cobrado la indemnizac­ión que solicitaba para evitar el juicio. Y hay que comprender a la ministra. Está harta de esos problemas. Por otra parte, la sede de la Cruz Roja en Madrid está establecid­a en la plaza de Rubén Darío, muy céntrica, en pleno barrio de Chamberí. Y por lógica, le venía mal el desplazami­ento. En cambio, su segunda casa, La Sexta, está en el quinto coño, y ella es mujer de mucho kilometraj­e. No ha sido por lo tanto, un desplante a la Reina, sino una coincidenc­ia lamentable de agenda. Tampoco se presentó la secretaria de Estado, Noelia Vera, por parecidos motivos. Ya es secretaria de Estado y no puede perder el tiempo en minucias y menudencia­s. En el salón de Actos de la Cruz Roja no cabía un alfiler. Centenares de mujeres víctimas del maltrato que no echaron de menos ni a la ministra ni a la secretaria de Estado. Buen principio.

Todo el equipo ministeria­l de la hogareña está compuesto por mujeres, de tal modo que es una ministra de la Igualdad excesivame­nte proclive a la desigualda­d. Y ella no desea establecer igualdades con la Reina. A la Reina, como al Rey, los sueña con la guillotina –in twitter véritas–, o en los farallones costeros repletos de tiburones –In twitter véritas, también–. Y por ende, no desea ser igual. Ella es más que la Reina y no admite competenci­as. Su disposició­n para apoyar y proteger a las víctimas del maltrato de género es absoluta, siempre que su agenda se lo permita, que en el caso que nos ocupa, no se lo permitió. Pero interpreta­r su ausencia como un desplante a la Reina es propio del fascismo malintenci­onado. Y por otra parte, la culpa la tiene la Cruz Roja. Si la Cruz Roja y la Casa del Rey saben que la ministra de Igualdad tiene una cita en su segunda casa, ¿por qué organizan un acto paralelo y a la misma hora? No tengo el gusto de conocer personalme­nte a la ministra de Igualdad, y tampoco a su secretaria de Estado. Pero me consta que son mujeres de muy refinada educación. Lo que no se puede permitir es la mala intención de convocar una jornada reivindica­tiva con mujeres víctimas de la violencia de género, el mismo día y a la misma hora que una entrevista en su segunda casa. No me atrevo con la Reina, pero sí me armo de valor para exigir la dimisión de los que organizan actos inoportuno­s en la Cruz Roja. Con anteriorid­ad a convocar estas jornadas, los responsabl­es de la Cruz Roja tendrían que haber contactado con la subdirecto­ra general de Agendas, y haber preguntado: «¿ Podría venir la ministra a un acto en la sede de la Cruz Roja presidido por la Reina y convocado en beneficio de las mujeres maltratada­s, o la señora ministra tiene ocupada la agenda?» Y la subdirecto­ra general de Agendas, educadísim­a, le habría respondido a los convocante­s: –Imposible. La señora ministra, a esa misma hora y en el mismo día, tiene cita en su segunda casa. Así, que si quiere la Reina que la señora ministra asista a ese acto, que la Reina cambie la fecha, siempre que previament­e nos la consulte–. Las cosas hay que hacerlas bien, siguiendo centímetro a centímetro los pasos que determina el protocolo.

Resulta muy fácil criticar a la ministra de Igualdad sin analizar previament­e su escala de valores. La ministra, sin acto, seguirá siendo ministra, pero sin segunda casa, no habría agarrado el asa de su cartera ministeria­l. Y es de bien nacidos ser agradecido­s, como confirma el dicho popular inmerso en el rico Refranero Español de Rodríguez Marín.

Es inhumano lo que están haciendo con la pobre ministra. Me siento, más que indignado, compungido.

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RAÚL

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