Los otros disidentes reales
Los duques de Sussex dejan de ser altezas reales y tendrán que devolver tres millones
NacerNacer en una Casa Real o Soberana puede parecer una bicoca o canonjía de difícil superación. Como tal es concebido el hecho de ser príncipe real y gozar de los privilegios que tal condición supone, sobre todo cuando la dinastía es reinante, es decir, cuando está en el pleno disfrute de las prerrogativas de la realeza. Ahora bien, en Europa existen diversos casos de renuncia, más o menos voluntaria, a esas prerrogativas por parte de varios príncipes. Pasan así a la vida privada, fuera del brillo y de la notoriedad, alejándose del paraguas protector del monarca y, sobre todo, privados de la asignación que recibían o teniendo que abandonar el ejército al que pertenecían, los castillos, palacios o mansiones que ocupaban y el entorno social al que por nacimiento pertenecían.
Muchas veces, las causas de ese abandono, forzado por las circunstancias, tenía razones sentimentales. Lo que ahora es común –noviazgos y matrimonios entre miembros de la realeza con quienes no lo son– era antes rarísimo. El Almanach de Gotha era el libro de cabecera de quien quisiera saber si un candidato a consorte era «comme il faut». Salirse de esa exclusiva lista era considerado casi un sacrilegio y hacerlo causaba innumerables consecuencias desagradables. En el Imperio Austro-Húngaro, en tiempos del emperador Francisco José I, marido de la emperatriz Isabel, más conocida como «Sisi», varios archiduques de Austria, príncipes de Hungría y de Bohemia, abandonaron su nombre y títulos para dedicarse a una vida más discreta y retirada.
El archiduque Juan Salvador de Austria-Toscana, de tendencias excesivamente liberales, autor de obras críticas contra el Ejército Imperial, lo abandonó, se hizo marino mercante y se convirtió en Johann Orth, ciudadano suizo. En 1889, año terrible para el emperador pues en él murió su hijo Rodolfo, Juan Salvador renunció a sus títulos y grados para contraer matrimonio con su amante la joven bailarina Ludmille «Millie» Stereubel. Esto causó gran escándalo pues hasta entonces ningún Habsburgo se había desembarazado así de sus dignidades y honores. Se embarcó y se
desconoce cómo y cuándo murió.
El archiduque Leopoldo Fernando de Austria-Toscana, pasó a ser Leopold Wölfing adoptando la ciudadanía suiza y dejando incluso de ser caballero de la Orden del Toisón de Oro. Había querido contraer matrimonio con Elvira de Borbón, a lo que el emperador se opuso. El archiduque, que consideraba caduca la política del Imperio, se entregó a una vida desordenada de arrastrándose por los cabarets de Munich y Berlín, dando pie a que el emperador le despojase de la dignidad de archiduque y le expulsase del ejército, obligándole a ese cambio de nombre y prohibiéndole vivir en territorio austríaco. Acabo casando primero con Guillermina Adamovicz, antigua prostituta, que tras romperse su idilio con Doña Elvira, había convertido en su amante. Tras divorciarse, casó con Maria Magdalena Ritter Ritter de la que también se divorció para contraer matrimonio con Klara Hedwig Pawlowski.
El archiduque Fernando Carlos de Austria, hermando del archiduque heredero Francisco Fernando quien –según Fernando Carlos– le dio ejemplo casándose morganáticamente con la condesa Sofia Chotek, se enamoró de Bertha Czuber en una escuela de baile. Sin embargo, el archiduque heredero replicó secamente que entre una condesa Chotek, cuyo padre había sido embajador, y una señorita Czuber, existía un abismo. Era hija de un profesor de matemáticas, y se casó en secreto con ella en 1909, perdiendo él todos sus rangos y privilegios y adoptando el nombre de Ferdinand Burg, y siendo incluso borrado de la edición de 1914 del Almanach de Gotha, aunque el emperador le pasaba una pensión anual de 231.000 coronas. Ella murió en 1979.
El príncipe Nicolás de Rumanía, hijo de los reyes Fernando I y María y ahijado de Nicolás II de Rusia, fue príncipe heredero y regente de su país. Educado en Eton y alistado en la Royal Navy, falleció en 1978 en Madrid, donde fundó dos publicaciones periódicas rumanas. Enamorado de Ioana Dumitrescu Doletti, divorciada de Radu Savianu, se casó en secreto con ella sin permiso de su hermano el rey Carol II ni del parlamento rumano. Nicky, como era llamado en familia, fue excluido de la Casa Real en 1937, se le envió al exilio retirándosele su rango militar, y se le revocaron sus condecoraciones como la Orden de Carol I, la de la Estrella de Rumanía, la del Fiel Servicio y la de la Corona, así como la Medalla Rumana a la Virtud Militar y pasó a llamarse Nicholas Brana. Su sobrino el rey Miguel I le devolvió su rango y reconoció a su esposa como princesa de Hohenzollern. Al enviudar se volvió a casar, con una divorciada brasileña, Maria Thereza Lisboa Figueira de Mello. Su homónimo Nicholas Medforth-Mills, primogénito de la princesa Elena de Rumanía, fue de 2007 a 2015 príncipe de Rumanía. Pero en agosto de ese último año su abuelo Miguel I le retiró el citado título y el tratamiento de Alteza Real, apartándole también de la línea de sucesión. La razón oficial para tan repentino cambio fue que Nicholas había dejado embarazada a Nicoleta Cîrjan, naciendo el 9 de febrero de 2016 una hija, Iris Anna. Posteriormente se demostró, medianalcohólico, te pruebas de ADN que era efectivamente el padre, por lo que el 27 de mayo de 2019 asumió su responsabilidad. Su abuelo, al apartarle de la Casa Real, habló de seguir las normas de «modestia y moralidad» y le deseó que supiera aprovechar los dones que Dios le había dado.
El príncipe Federico de Prusia, hijo del príncipe heredero Guillermo de Prusia, pasó a ser George Mansfield tras su boda con Lady Brigid Katharine Rachel Rachel Guinness, y eso que su padre era el segundo conde de Iveagh. Su misteriosa muerte tras la que su cadáver apareció en el Rin, aun no ha sido aclarada.
En el Reino Unido el caso más sonado, sin duda, fue el del rey Eduardo VIII. Enamorado de Wallis Simpson, decidió casarse con ella. Así se lo comunicó al primer ministro Baldwin que le advirtió que, como Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra, era moralmente inaceptable que contrajera matrimonio con una mujer dos veces divorciada. El Rey se enfrentó al «establishment», quiso que el matrimonio fuera declarado morganático y mantenerse como rey, pero no lo logró. Firmó su abdicación tras explicar su decisión a la nación el 11 de diciembre de 1936 en un impresionante discurso por la BBC.
Otra causa del alejamiento de una familia soberana era el hastío del príncipe de una vida demasiado exigente o el deseo de no asumir las responsabilidades principescas. El príncipe Jorge Guillermo de Sajonia-Weimar-Eisenach, hijo del último gran duque reinante, Guillermo Ernesto, gran duque de SajoniaWeimar-Eisenach, y de su segunda esposa la princesa Feodora de Sajonia-Meiningen, renunció a su título y rango para sí y su descendencia y recibió el nombre de Jörg Brena. Fue profesor de universidad y cantante de ópera. También el príncipe Enrique XXVIII Reuss zu Köstritz renunció a su título al contraer segundas nupcias con la británica Mary Grace Sawyer.
En España, el rey Don Alfonso XIII retiró en 1924 su título y prerrogativas al Infante Luis Fernando de Orleáns a causa de su licenciosa vida. Había sido expulsado de Francia por estar envuelto en un caso de tráfico de drogas y fue arrestado más tarde en la frontera portuguesa disfrazado de mujer. Años después, el que llamaban «el rey de los maricas» arruinó a su mujer Marie Say y fue expulsado de nuevo de Francia tras una redada de la brigada antivicio. El Infante contestó a Alfonso XIII de un modo tan grosero como premonitorio: «Me retiras lo único que no puedes ordenar, pues nuestros títulos son inherentes a nuestra persona. He nacido y moriré infante de España, como tú has nacido y morirás rey de España, mucho tiempo después de que tus súbditos te den la patada en el culo que te mereces».