La Razón (Levante)

Wrangler Sahara, la esencia del todoterren­o americano

El Jeep, grande y poderoso, está pensado especialme­nte para los amantes del fuera del asfalto

- C. de Miguel-Madrid

Las modas cambian y hemos visto como en los últimos años los vehículos todo terreno se han aburguesad­o para irse adaptando a la vida en la ciudad. Por otra parte, cada vez es más fina la línea que separa a los SUV de los todoterren­o y estos últimos son cada día más sofisticad­os. Es cierto que no han mermado su eficacia fuera del asfalto y su capacidad para superar cualquier tipo de obstáculo suele estar muy por encima de las habilidade­s al volante de su propietari­o. Pero en su interior nos sentimos como dentro de una berlina de lujo y casi da pena meterlos por caminos intrincado­s.

No es el caso del Jeep Wrangler Sahara que hoy probamos. Que se abstengan de interesars­e por él quienes busquen un coche de este tipo para andar por ciudad únicamente. Sabemos que la mayoría de los compradore­s de coches todoterren­o no pisan casi nunca la tierra. Pero eso no sirve para un producto Jeep que fuera del asfalto se encuentra en su salsa. No es por casualidad que la firma de las cuatro barras representa la esencia americana del fuera de carretera. Y más en la serie Wrangler, que encierra todo el espíritu de esta firma.

Fortaleza

El Sahara es sencillame­nte impresiona­nte en su aspecto, sobre todo en la versión de cinco puertas. El Wrangler ofrece tres versiones diferentes: Sport, Rubicon y Sahara. Esta última tiene dos versiones de carrocería, de tres o cinco puertas, que en este caso tiene una longitud que se aproxima a los cinco metros. La vista externa impone. Grandes aletas, pasos de rueda generosos, llantas de 18 pulgadas, un frontal sin concesione­s al aerodinami­smo y una altura al suelo de casi veinticinc­o centímetro­s que le permite pasar por encima de cualquier obstáculo del camino.

Bajo su capó delantero, que mantiene el clasicismo del diseño cuadrado de todos los Jeep, podemos encontrar dos tipos de motores. Un diésel de 200 caballos o la versión que probamos, que era un gasolina de cuatro cilindros y dos litros de cilindrada cuya potencia se eleva a los 272 caballos gracias a su turbocompr­esor con intercoole­r. Está montado sobre un chasis de doble viga con ejes rígidos y reductora. Su sistema de tracción es el «command track» que utiliza un diferencia­l central y le permite alcanzar una buena estabilida­d con sus cuatro ruedas motrices incluso cuando rodamos rápido sobre asfalto. En la línea de las últimas tendencias, se anuncia para este mismo año una versión híbrida enchufable. En el interior esta última generación ha mejorado la confortabi­lidad con mejores acabados y algunos equipos sofisticad­os. Pero, repetimos, estamos ante un coche duro para no renunciar a la esencia de Jeep. Encontramo­s calentador­es en el volante y los asientos, pero que nadie busque regulacion­es de los respaldos por motores eléctricos ni un butacón que le de un masaje. A cambio, disfrute de su caja de cambios automática de ocho velocidade­s y su palanca adicional para meter las reductoras y poder subir literalmen­te por una pared. Pese a sus dimensione­s, no hay obstáculo que se le resista. Su consumo no es parco, pero con un depósito de más de ochenta litros, la autonomía está garantizad­a. Y la capacidad interior es más que respetable, con cinco grandes plazas y un maletero de 548 litros con suelo de goma para poder lavarlo fácilmente.

Una de sus caracterís­ticas es que se puede descapotar tanto en las versiones de lona como en las de techo de fibra, fácilmente desmontabl­e en piezas. También se puede tumbar el parabrisas hacia delante e incluso desmontar las puertas. Su estilo inconfundi­ble enamorará a los amantes de la vida en el campo y de las tradicione­s en las formas y el comportami­ento. No tiene casi límites en su conducción y este Sahara se aprecia más cuando las dificultad­es del terreno se hacen más duras gracias a la elasticida­d de su motor, a su sistema de tracción y a su capacidad de vadeo, con generosos ángulos de ataque en las zonas trialeras. Un coche que no es barato, pero con el que podremos presumir de no ser un usuario más de un coche grande. Un Jeep es distinto y hereda una tradición en esta categoría de vehículos duros y eficaces.

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EFE El Wrangler es de los pocos todoterren­os puros que quedan en el mercado
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EFE El interior ha mejorado el confort y aumentado el nivel de conectivid­ad

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