EL ÁGUILA DE LA REVOLUCIÓN
SUS ATAQUES AL CAPITALISMO, AL MILITARISMO, A LA MONARQUÍA Y AL COLONIALISMO LE VALIERON VARIAS CONDENAS CARCELARIAS
humanos, la lucha contra el racismo y una política de paz activa, son hoy más actuales que nunca». Rosa Luxemburgo (Zamosc, Polonia, a la sazón, Rusia, 1871-Berlín, 1919), era de familia judía. Su cojera permanente causada por una enfermedad infantil no fue óbice para que se convirtiera en una estudiante sobresaliente y en una activista de izquierdas que hubo de huir a Suiza para eludir a la policía del Zar. Estudió Filosofía, Matemáticas, Economía, Historia y Ciencia Política en la Universidad de Zúrich, formándose a la par como activista política, polemista, ensayista, fundadora de periódicos y del Partido Socialdemócrata del Reino de Polonia y Lituania. En 1898, se casó con el alemán Gustav Lübeck para lograr la nacionalidad –realmente era lesbiana–. En Berlín se afilió al SPD, convirtiéndose en la portavoz de su ala más izquierdista y en una polemista capaz de enfrentarse a los más conspicuos líderes de la izquierda europea. Lenin, con el que sostuvo múltiples diferencias, estimaba su energía y brillante dialéctica y la calificaba como «el Águila de la revolución». Por sus ataques al capitalismo, al militarismo, al colonialismo y a la monarquía sufrió varias condenas carcelarias y, una vez iniciada la Gran Guerra, acentuó sus ataques al militarismo y a la contienda, sin que sus periódicas condenas carcelarias lograran impedirle la fundación de la «Liga espartaquista» a partir de la que se fundaría el Partido comunista alemán. Escribió centenares de artículos y media docena de libros que aún tienen interés alguno de los cuales muestran una visión premonitoria de la atrocidad en que se convertiría el comunismo soviético. Véase esta perla: «Sin elecciones generales, sin libertad de prensa, de expresión y reunión, sin la lucha libre de opiniones, la vida en todas las instituciones públicas se extingue, se convierte en una caricatura de sí misma en la que solo queda la burocracia como elemento activo».