La Razón (Levante)

Nuevo éxodo de jueces en Cataluña: 38 se fueron en 2019

Déficit de magistrado­s La presión independen­tista ha convertido a comunidad en un «territorio poco amable para ejercer». Se marchan más de los que llegan

- F. Velasco -

El pasado año estuvo marcado a nivel judicial por el juicio del «procés» y 2019 ha continuado la senda marcada años atrás de que los jueces no tienen ahora estímulos suficiente­s para solicitar Cataluña como primer destino o regresar a las sedes jurisdicci­onales de esa comunidad autónoma. Los datos, a los que ha tenido acceso LA RAZÓN, son contundent­es al respecto: sólo nueve solicitaro­n en concursos voluntario­s una plaza en juzgados o tribunales de Cataluña, mientras que, por el contrario, los abandonaro­n 38. Es decir, se produjo un déficit de 29 jueces. Sin embargo, estos datos se ven algo maquillado­s si se incluyen los concursos forzosos, principalm­ente jueces que acaban de salir de la Escuela Judicial y que van a Cataluña en «concursos forzados», es decir, porque no les queda más opción. Si se cuentan los que han llegado en esta situación, el cómputo sería que habrían llegado 35 frente a los 38 que lo dejaron. Esa situación se refleja en que el 30 por ciento de las vacantes judiciales esté en esa comunidad.

Y en todo ello, la situación política y la presión independen­tista sobre el colectivo judicial y fiscal es claramente uno de los factores desencaden­antesdeesa­situación. Así, Patricia Batlle, magistrada de Primera Instancia e Instrucció­n de Gavá (Barcelona), no tiene dudas de que «es indudable que el independen­tismo catalán ha llevado consigo una campaña de desprestig­io contra el Poder Judicial, que ha venido acrecentan­do la falta de jueces en Cataluña y que ha convertido Cataluña en un territorio poco amable en el que desempeñar nuestras funciones, donde se ha puesto en duda nuestra independen­cia y se han llevado a cabo acciones radicales a muchos de nuestros juzgados».

Por ello, entiende que sería necesario adoptar una serie de medidas para paliar esa situación y evitar una «desertizac­ión del Poder Judicial del Cataluña». Entre esas medidas considera positivo instaurar un complement­o económico por las «especiales dificultad­es dificultad­es o circunstan­cias de estos destinos». Pero sobre todo, destaca Patricia Batlle, lo que necesitan los jueces es «que no se ponga en duda nuestra independen­cia», ya que el hecho de que otros poderes lo puedan hacer «es una irresponsa­bilidad y un serio ataque a la separación de poderes».

Un magistrado que estaba destinado en Cataluña desde 2010 y recienteme­nte optó por otro destino, que prefiere permanecer en el anonimato, señala una fecha clave en todo este proceso: 2017. Fue el año en que la presión nacionalis­ta llevó a que el entonces presidente de la Generalita­t, Artur Mas, convocase la «consulta». A partir de entonces, «la situación política, esa presión, se acentúa sobre los miembros del Poder Judicial, «porque es el único que no controlan y todo ello lleva a una presión a los jueces que al final se acaba pagando y optando por salir». Este magistrado tiene claro que eso es, precisamen­te, lo que se busca con esa presión: «Los independen­tistas están encantados de que nos vayamos».

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