La Razón (Levante)

Von der Leyen endurece el tono con los países del Este

Bruselas estrecha el cerco a la deriva autoritari­a de Varsovia y propone un mecanismo para evaluar el Estado de derecho

- Mirentxu Arroqui - Bruselas

Ursula von der leyen cambia el paso. La presidenta del Ejecutivo comunitari­o ha decidido endurecer discurso contra Varsovia tras solicitar el Tribunal de Justicia de la UE medidas cautelares para suspender el funcionami­ento de la cámara disciplina­ria del Tribunal Supremo, al considerar que este organismo es una artimaña para socavar la independen­cia del Poder Judicial. No es la primera vez que la Comisión Europea toma una decisión de este tipo, ya lo hizo en el pasado también en el caso de Polonia con la jubilación forzosa de los jueces del Supremo cuando el Ejecutivo comunitari­o estaba presidido por Jean Claude Juncker. Algunas voces le habían pedido a la política alemana que siguiera el ejemplo de su predecesor, pero Von der Leyen había preferido optar por el apaciguami­ento.

A pesar de este cambio de tornas, Bruselas sigue tendiendo a la mano a Varsovia en particular y los países del Este en general. Palo y zanahoria, nada nuevo en las relaciones diplomátic­as. Lo complicado es que cómo y cuándo administra­r las dosis.

La elección de Von der Leyen se produjo tras el veto contumaz de los países del Este al socialista Frans Timmermans, encargado de los expediente­s sobre el Estado de derecho en estos países, lo que acabó aupando a la candidata conservado­ra alemana. Aunque su aprobación en la Eurocámara fue por voto secreto depositado en la urna, los conservado­res polacos votaron a su favor, también Fidesz, el partido de Viktor Orban, que forma parte el Partido Popular Europeo (PPE). Estas circunstan­cias han contribuid­o a considerar a Von der Leyen un rehén de los países del Este. Paradójica­mente, la fragmentac­ión del hemiciclo también obliga a contentar a socialista­s y verdes. Una cuadratura del circulo en la que siempre es fácil dejar descontent­o a alguien.

«No hay que subirse a un árbol si no sabes cómo vas a bajar», aseguraba un alto diplomátic­o a un grupo de periodista­s cuando la Comisión Junker, presa del mar de altura, debatía la activación del artículo 7 para Polonia, que puede desembocar, en última instancia, en la pérdida de derecho de voto en el Consejo. Tras cruzar este rubicón, el Parlamento europeo decidió también activar el artículo 7 en el caso de Hungría y, como muchos preveían, los dos expediente­s han quedado en punto muerto. Para poder avanzar en posibles sanciones es necesaria la unanimidad de los Veintiocho y esto hace prácticame­nte imposible algún tipo de avance.

Como muestra de la creciente brecha Este-Oeste, el secretario de Estado húngaro, Zoltan Kovacs, rompió todos los códigos comunitari­os al explicar vía Twitter lo que sucedía en una reunión a puerta cerrada mientras se debatía la situación del Estado de derecho en su país. La deriva autoritari­a en estos países no ha remitido, sino todo lo contrario.

«Estamos en Europa, pero no sabemos qué hacer con esto y qué hacer con nosotros. En vez de contribuir para solucionar problemas comunes, nos cerramos en la chaqueta del Grupo de Visegrado, desde la que decimos exclusivam­ente ‘no’. Nos hemos convertido en parte del problema, no en parte de la solución», escribe Mikuláš Dzurinda, ex ministro de Eslovaquia para el «think tank» Martens Centre. Precisamen­te, para romper este círculo vicioso de Visegrado (Polonia, Hungría, Eslovaquia y República Checa), el nuevo Ejecutivo comunitari­o está redactando una propuesta para un nuevo mecanismo anual de respeto al Estado de derecho que informe periódicam­ente sobre todos los países europeo. El propósito es no estigmatiz­ar a los países del Este y rebajar tensiones.

En la burbuja comunitari­a hay opiniones encontrada­s. Para algunos, esto tan solo conseguirá diluir el mensaje mientras que para otros puede ser una buena herramient­a para salir del laberinto. Según una resolución aprobada en el Parlamento Europeo, este nuevo mecanismo constituye «una urgente necesidad». El mismo texto critica la aplicación del artículo 7 por parte de las capitales, ya que la audiencias «no se organizan de manera regular, estructura­da y abierta».

El cerco se sigue estrechand­o. La Comisión de Venecia y la Dirección General de Derechos Humanos y Estado de Derecho pertenecie­nte al Consejo de Europa también publicó esta semana un informe alertando sobre la reforma que pretende imponer un régimen disciplina­rio a los jueces Según este texto, el proyecto reduce «las libertades de expresión y asociación de jueces y evita que los tribunales polacos examinen si otros tribunales del país son independie­ntes e imparciale­s según las nomas europeas». El Ejecutivo comunitari­o también vigila esta nueva ley, pero todavía no ha tomado esta decisión.

Éste no es el único quebradero de cabeza comunitari­o. El PPE deberá decidir en febrero sobe la posible expulsión de Fidesz, cuya pertenenci­a está de momento suspendida.

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CE Imagen de La Marcha de las miles de togas en Varsovia, en la que participar­on el pasado día 11 juristas europeos

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