El fantasma de Charlottesville cabalga de nuevo
Alarma en Virginia Grupos de neonazis tratan de infiltrarse hoy en una manifestación a favor de las armas en el estado de EE UU
Los estrategas de la confrontación, como Steve Bannon o Alexandria Ocasio-Cortez, pueden dormir tranquilos. El ecosistema político estadounidense es, más que nunca, pasto de las guerras culturales. Y pocas más incardinadas en la psique nacional como la que atañe al intento de implementar controles para la compra/venta y posesión de armas de fuego. El epicentro de esta batalla estará hoy en Washington, donde los grupos partidarios de la Segunda Enmienda han convocado una concentración masiva en Richmond, capital del Estado. Ha sido convocada por la Liga de Defensa de los Ciudadanos de Virginia, una oenegé consagrada a «promover los derechos de los virginianos a mantener y portar armas de conformidad con la Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos y el Artículo I Sección 13 de la Constitución de Virginia».
Presidida por Philip Van Cleave, partidario de que los estudiantes puedan ir armados al colegio y de que a los policías y otros funcionarios públicos se les permita beber mientras están armados… siempre y cuando no estén borrachos. Sus reivindicaciones, que también comprenden la defensa a ultranza de pasearse por la calle con la pistola al cinto, sitúan a Van Cleave y los suyos más allá de las reclamaciones y demandas de organizaciones como la Asociación Nacional del Rifle, a la que desde la Liga de Defensa de los Ciudadanos de Virginia consideran como poco drástico e, incluso, proclive a asumir concesiones excesivas.
Aunque desde la Liga aseguran que han tomado todas las medidas imprescindibles para garantizar la seguridad. Aunque la manifestación ha sido descrita como un acontecimiento pacífico, en Washington crece el temor a posibles alterados. Hasta el punto de que la Virginia Coalition to Stop Gun Violence
ha desconvocado su propia manifestación. Especialmente después de trascender que una organización de marcada ideología neonazi, The Base, habría intentado tomar las riendas de la manifestación. De hecho varios de sus miembros han sido detenidos en los últimos días y el gobernador de Virginia, Ralph Northam, ha decretado el estado de emergencia del viernes al martes. Por mucho que los abanderados de la II Enmienda argumentan el derecho a portar armas como una salvaguarda contra la tiranía, basta echar un vistazo a lo que conocemos de The Base para intuir que el fantasma de Charlottesville cabalga de nuevo. En aquella ocasión, en el año 2017, grupos de nazis, miembros del KKK, nostálgicos de la Confederación se concentraron para protestar por la decisión del ayuntamiento de retirar la estatua del general sudista Robert E. Lee. Sus exigencias distaban mucho de resultar historicistas en un país donde el fantasma de la guerra de Secesión sigue muy presente. Y en unos estados del Sur todavía marcados a sangre y fuego por el siniestro periodo de la Reconstrucción y por unas leyes segregacionistas vigentes hasta el siglo XX.