JOAO FÉLIX Y EL ATLÉTICO SE APAGAN CON EL CHOLO

La derrota en Eibar es tan dolorosa que difícilmente se puede maquillar ya la pésima temporada del Atlético. No hay excusas para un equipo del Cholo que se apaga con un fútbol vacío, sin ideas, sin gol y hasta sin la famosa intensidad que solo aparece en arreones como en la Supercopa ante el Barça o el Madrid. Lo inquietante no es que a estas alturas el Atleti vuelva a ser el peor en puntuación en los ocho años de Simeone (sólo 35 puntos en veinte jornadas), sino que se está perdiendo la ilusión y… a Joao Félix, que se apaga también perdido en el laberinto rígido de su entrenador. Y esto sí que es pecado grave, gravísimo.

Un niño sin confianza El Cholo volvió a cambiar a Joao al final, pese a que en el segundo tiempo trataba de tirar del escaso carro ofensivo de un equipo en general sin creación combinativa. Su modelo de indirectas contra el portugués no le está ayudando nada, todo lo contrario. Claro que el jugador también debe sobreponerse a la falta de confianza que demuestra ahora y que debe sacar carácter, pero la realidad es que ha perdido finura con el balón, velocidad y gol: apenas lleva dos y eso es un pobre balance para su talento. Joao no fue de los peores en Eibar, muestra disciplina prusiana al replegarse en defensa ocupando su espacio táctico en el invariable 4-4-2 del equipo, pero para eso no se invirtieron 127 millones de euros.

Saúl, el dedo en la llaga La autocrítica de Saúl tras la derrota fue demoledora: «Nos ganaron todas las segundas jugadas y así no se puede atacar. Nos equivocamos en ser tan verticales, quizá habría que hacer más diagonales…». Solo cabe esperar el milagro ante el Liverpool porque o esto cambia o ni siquiera Cavani (si es que llega) podrá arreglar el desastre.