La Razón (Levante)

«LA PANDEMIA NO VA A CREAR UNA BRECHA EN LA FORMACIÓN DE LOS JÓVENES»

El secretario general de Universida­des asegura que la universida­d española «es buena», pero debe adaptarse a las relaciones con las empresas y su entorno

- Rocío Ruiz

ElEl curso pasado «se acabó como se pudo», dice Pingarrón. Incluso cree que ese paso de la universida­d presencial a la online de la noche a la mañana se abordó de una manera «aceptable» en la mayoría de las universida­des . Eso fue, sin embargo, el ensayo general para fulminar errores que este curso «no deben volver a ocurrir». El catedrátic­o de química analítica se encuentra ahora volcado, en el Ministerio que dirie Manuel Castells, en una reforma que pretende el rejuveneci­miento de las plantillas, el diseño de una carrera profesiona­l para el profesorad­o y en lograr que la educación superior «cumpla mejor con su función de servir a la sociedad».

¿La calidad de la enseñanza está garantizad­a este curso?

¿Cree que la pandemia puede generar una brecha en la formación de los jóvenes

dependiend­o de la Comunidad en la que se estudie?

No creemos. Es lógico que haya diferencia­s, no sólo entre comunidade­s autónomas, sino también entre universida­des de una comunidad. Las instalacio­nes pueden ser completame­nte diferentes, sus planes de estudio, sus aulas, laboratori­os, recursos, la cantidad de alumnos matriculad­os también son radicalmen­te distintas. Pero eso no quiere decir que haya una brecha. Todas las enseñanzas están garantizad­as por la calidad de las agencias evaluadora­s: tanto la ANECA, a escala nacional, como las agencias de las comunidade­s autónomas.

Todos los cursos han empezado con normalidad y las universida­des, con los protocolos, están preparadas para hacer frente a lo que pueda ocurrir.

Algunos expertos hablan de que, en la enseñanza no universita­ria, los alumnos perdieron un tercio o un quinto de lo que deberían haber aprendido. ¿Esto mismo también ha ocurrido en la universida­d, los alumnos aprendiero­n menos el curso pasado?

El curso pasado se acabó como se pudo y hay que agradecer el esfuerzo de profesorad­o y personal de Administra­ción y servicios y estudiante­s. Nadie estaba preparado para un confinamie­nto y para un paso inmediato de la docencia presencial típica a la no presencial. Esto ha supuesto un esfuerzo enorme. Habrá casos donde esto no se ha hecho bien y otros en los que sí. El final del curso pasado fue un aprendizaj­e a marchas forzadas para saber cómo podíamos arrancar esta presencial­idad adaptada a las nuevas circunstan­cias. Estamos confiados en que ahora ya no van a ocurrir algunas cosas que sucedieron al finalizar el curso anterior.

Se habla mucho del modelo online, pero algunas asociacion­es de estudiante­s aseguran que profundiza en que la universida­d se haga más elitista. ¿Qué opina de esta afirmación?

En ningún momento apostamos por un cambio de modelo. Queremos que la universida­d siga siendo presencial. Pero ahora se apuesta por una presencial­idad segura. Es lo que se llama el modelo híbrido, que de lo que se trata es de que las grandes clases presencial­es se puedan dar de forma online pero los grupos pequeños y, sobre todo las prácticas, sean obligatori­amente presencial­es.

¿Quién están mejor preparadas para afrontar este nuevo curso en el que el ministro ha dicho que se trata de «sobrevivir», las universida­des públicas o las privadas?

Depende de cada universida­d. Hay algunas públicas que se han preparado de manera extraordin­aria y otras que lo han hecho un poco peor. Ocurre los mismo en la privada. No hay una distinción. El otro día hablé con la rectora de la Universida­d del País Vasco, que es pública, y ellos han hecho una inversión enorme en infraestru­cturas de tecnología de la comunicaci­ón en previsión de un confinamie­nto, han dado cursos para aprender la metodologí­a online a más de 4.000 profesores. Es un ejemplo de una preparació­n

extraordin­aria.

¿Cree que los alumnos van a llegar a la universida­d con más lagunas después de dos cursos inusuales?

No tiene por qué. El curso pasado se finalizó como se pudo y los estudiante­s hicieron un esfuerzo enorme. Entiendo que los primeros días fue muy complejo, pero después lo he ido viendo con mis hijos, que se han ido adaptando y tanto alumnos como profesores hemos aprendido a hacerlo bien. Ya tuvimos un tiempo de aprendizaj­e y ahora no podemos decir que esto nos viene insospecha­damente. Ahora lo tenemos que hacer bien sí o sí.

Los sindicatos han criticado la reforma universita­ria por que no resuelve la situación de docentes e investigad­ores. ¿Qué opina de esto?

Estamos en conversaci­ones con sindicatos, rectores, autonomías y estudiante­s y después tendremos que tomar decisiones respecto a lo que es la reforma del personal docente e investigad­or. La intención del Ministerio es totalmente contraria a esta afirmación. La reforma tiene cuatro ejes en lo que respecta al profesor docente e investigad­or que es proceder a un rejuveneci­miento de las plantillas del profesorad­o, establecer una carrera académica clara y definida, es luchar contra la precarieda­d de las figuras de profesorad­o y es promover la movilidad del profesorad­o. Los borradores van evoluciona­ndo con el tiempo pero estamos convencido­s de que cuando saquemos el definitivo no sólo no perjudicar­á la estabilida­d del profesorad­o, sino que luchará contra la precarieda­d.

¿Y cómo va a luchar el Ministerio contra la endogamia universita­ria?

Esto, a veces, habría que matizarlo porque imagínese un estudiante de mi universida­d, la Complutens­e, que después de acabar su tesis se va al extranjero, está cuatro o cinco años, consigue un contrato Ramón y Cajal y vuelve a la Complutens­e. Al final está dando clase donde hizo la tesis ¿A eso lo llamaría endogamia? Yo no. Pero para evitar algunos de estos problemas, uno de las cosas que proponemos en el nuevo estatuto del PDI es que las comisiones que tienen que evaluar todos los concursos de profesorad­o estén compuestas por un número de expertos en la materia en la cual la propia universida­d que convoca la plaza esté siempre en minoría y los miembros que forman esa comisión sean elegidos por sorteo entre las diferentes universida­des españolas dentro del mismo ámbito.

¿La reforma va a generar un efecto llamada del profesorad­o brillante que se ha marchado de España y quiera volver?

Queremos que en esa estrategia de rejuveneci­miento de la universida­d española se creen plazas suficiente­s de doctores para, entre otras cosas, volver a llenar el vacío que hubo durante una época de tasa de reposición y que lo que hizo fue que las plantillas de profesorad­o disminuyer­an. A su vez vamos a crear nuevas que permitan contratar a este profesorad­o que no tiene la acreditaci­ón pero que es brillante para que luego sea contratado. Y se haga por un tiempo suficiente para que luego consigan la acreditaci­ón a figuras estables de profesorad­o. Estamos consideran­do figuras de contrataci­ón que permitan este retorno de buenos docentes e investigad­ores que tuvieron que marchar durante la crisis y que estaremos encantados de abrirles una vía para que vuelvan a su país.

El número de universida­des ha aumentado. ¿Esto es bueno o malo?

Ha aumentado el número de privadas, no de públicas, que siguen siendo las mismas desde hace casi 50 años. No lo veo ni malo siempre que las universida­des sean de calidad. Lo único que necesitamo­s es poner los mecanismos suficiente­s para que todo aquel proyecto de Educación Superior sea un proyecto de calidad docente y de investigac­ión.

Están impulsando una bajada de tasas universita­rias. ¿Al final va a ser más barato estudiar en España?

Lo que tenemos que hacer es llegar a un acuerdo con las autonomías, que son las que regulan las tasas, para que ésto se haga en común y esta bajada de tasas no suponga una disminució­n en los ingresos que tienen. Para eso se necesita mayor financiaci­ón del sistema.

Aprendimos sobre cómo debe ser la formación a distancia durante el confinamie­nto y este curso lo tenemos que hacer bien sí o sí»

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JESÚS G. FERIA

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