MODERADOS CONTRA EXTREMISTAS
LOS ACUERDOS DE ABRAHAM SUPONEN UN CAMBIO DE PARADIGMA EN LA PUGNA ENTRE SUNÍES Y CHÍES POR LA HEGEMONIA DE ORIENTE MEDIO
Las dinámicas en Oriente Medio han cambiado. El tradicional enfrentamiento por la hegemonía regional entre suníes y chiíes se ha visto superado por la unión de los moderados frente a los extremistas. extremistas. Para la diplomacia israelí éste es el «driver» que rige ahora en la convulsa región y que ha permitido el histórico acercamiento acercamiento entre Israel y las monarquías del Golfo. El primer gran acuerdo entre árabes e israelíes en 42 años. Primero fue Emiratos Árabes Unidos (EAU) que anunció en agosto una normalización normalización de relaciones con el Estado judío y cuatro semanas más tarde se sumó Baréin. La esperada firma de los Acuerdos de Abraham se produjo este martes en la Casa Blanca. El presidente Donald Trump quedó retratado como el hacedor del pacto y auguró que la transformación regional no terminará aquí. Otros hermanos árabes secundarán los cambios. En la mente de todos está Arabia Saudí. Aunque por el momento el rey Salmán retiene el dossier israelí y resiste a las presiones de su hijo, el príncipe heredero Mohamed
Bin Salmán, para oficializar una relación que ya existe pero que transcurre entre bambalinas.
Los Acuerdos de Abraham –denominados así en referencia al fundador de las tres grandes religiones monoteístas: el cristianismo, judaísmo y el islamabren islamabren una vía alternativa a la paz en Oriente Medio que hasta ahora únicamente transitaba por la resolución del conflicto palestino-israelí y el reconocimiento reconocimiento de los dos Estados. Este salto no significa que la paz esté cerca pero sí que se avanza.
La Autoridad Nacional Palestina dirigida por Mahmud Abas, cuyo mandato expiró en 2009, puede caer en la tentación de enrocarse por haberse quedado desplazada de la mesa de negociaciones pero el acuerdo también la pone ante el espejo de su propio inmovilismo. O se mueve o se queda solo.
Israel, sin embargo, logra un reconocimiento de sus vecinos que hasta ahora se le había negado y se afianza como la única democracia democracia en la inflamable región. Pese al triunfo, la zozobra de la pandemia disuadió a los israelíes de salir a las calles a celebrar el pacto. La vuelta este viernes a un estricto confinamiento-el primero que impone un país desarrollado en esta segunda ola del coronavirustiñó coronavirustiñó de negro los ánimos de los ciudadanos que ven con gran preocupación su futuro más inmediato. De todas las reacciones a este acuerdo, quizás las más efusivas hayan sido las de los jóvenes. Tanto en Emiratos como en Israel las redes sociales se han inundado con mensajes de entusiasmo por el reconocimiento mutuo y el establecimiento de los vuelos directos entre ambos países. Los israelíes están deseosos de poder disfrutar de todas las atracciones turísticas de Abu Dhabi/Dubai y los emiratíes quieren conocer la gran mezquita de al Alqsa en Jerusalén,
el tercer templo más sagrado del islam. Algo que hasta ahora estaba prohibido. Este intercambio de viajeros puede convertirse en el mejor pegamento para consolidar los acuerdos y unir a tres naciones que hasta ahora parecían enemigas irreconciliables.
Maduro fuera de juego
Esta semana también se ha publicado el explosivo informe de Naciones Unidas que acredita 5.094 crímenes políticos en Venezuela desde 2014. Las conclusiones de la ONU invalidan a Nicolás Maduro -en el poder desde 2013- como un interlocutor y amenazan las conversaciones auspiciadas por el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, para tratar de acordar un marco democrático en la próxima cita en las urnas. No se puede acusar al sucesor de Hugo Chávez de crímenes de lesa humanidad y al mismo mismo tiempo negociar con él la convocatoria de unas elecciones legislativas en diciembre. Es una contradicción flagrante.
La ONU denuncia «ejecuciones arbitrarias y torturas sistemáticas» de la Policía y las Fuerzas Armadas, a las que define como «grupos de exterminio». Insta, además, al Tribunal Penal Internacional a actuar en consecuencia contra Maduro y su corte de militares.
Henrique Capriles todavía no se ha pronunciado sobre los hallazgos del informe. Me pregunto si mantendrá su disposición a negociar con la dictadura bolivariana una convocatoria electoral con supuestas garantías democráticas. Si el gran riesgo que asumía el dos veces candidato presidencial era convertir su apuesta honesta por el diálogo en una legitimación de unas elecciones fraudulentas, ahora este peligro se ha incrementado de forma forma exponencial.
Capriles insiste en que su objetivo último es terminar con la dictadura pero la brecha que ha abierto en la heterogénea oposición venezolana solo beneficia a una persona y esa es Maduro. La situación en Venezuela es dramática. «The Economist» publicaba recientemente que el Producto Interior Bruto ha caído este año un 15% y va a ser un 72% menor que en 2013. Además un estudio de varias universidades venezolanas ha determinado que un 79% de la población es pobre y un 30% de los menores de cinco años sufre desnutrición. Con un Estado colapsado y un sistema sanitario desabastecido de personal y medios no se contabiliza las víctimas de la covid-19 que se ha convertido en la última plaga que asola al país caribeño. Todo esto debería forzar un reagrupamiento de los grupos opositores. Maduro se ha descubierto como un líder correoso capaz de aguantar la presión y mantener sus filas prietas. En 2019 se decía que tenía los días contados. Hoy la división de las fuerzas democráticas le da oxígeno para mantenerse en el poder con la ayuda de sus aliados cubanos y eso Venezuela no se lo puede permitir.