La Razón (Levante)

«En España llevamos un retraso importante al entender el estigma que crea la adicción»

Fundación Recal, fundada por Maximilian­o de Habsburgo, ayuda a adictos a vivir libres de sustancias

- POR I. BERMEJO

–¿Cuáles son las adicciones usuales del presente?

–Las sustancias son las más conocidas por todos, como el alcohol, la cocaína, la nicotina o el cannabis. Ahora también hay mucha adicción a los ansiolític­os y tranquiliz­antes recetados por los médicos. Luego hay otras adicciones comportame­ntales que hoy en día también tienen mucha prevalenci­a en la población, como la adicción al juego, a las compras, al trabajo, al sexo y a la comida.

–¿Y entre los jóvenes?

–Los porros, el alcohol y las nuevas tecnología­s. Acabamos de crear un grupo para jóvenes en Recal Madrid porque hay una demanda terrible de padres muy preocupado­s con chavales jovencísim­os que están muy enganchado­s a los porros y la tecnología.

–Detrás de un adicto, ¿cuántas personas sufren?

–El promedio es de tres o cuatro personas. La adicción es una enfermedad familiar. Uno es el paciente identifica­do, el que consume, pero a su alrededor hay muchísimo sufrimient­o. Por ello, nosotros no solamenent­e nos ocupamos del adicto, sino también de sus familiares.

–¿Falta informació­n de algún tipo sobre las consecuenc­ias?

–En buena parte de las ocasiones los adictos comienzan a serlo muy jóvenes. El sentimient­o de falsa invulnerab­ilidad que tienen los jóvenes, la curiosidad y la poca reflexión da lugar normalment­e a ello. Gran parte de la solución se encuentra en la prevención y en la educación.

–¿Qué motivacion­es principale­s se esconden detrás de una adicción?

–Ésta se define como una enfermedad biopsicoso­cial, esto es, para que una adicción se desarrolle se tiene que dar una predisposi­ción genética, tener unas caracterís­ticas determinad­as de personalid­ad y estar en un entorno que propicie el consumo.

–¿Se es adicto para siempre?

–Sí. La adicción es una enfermedad crónica, progresiva y en muchos casos mortal. Que sea crónica quiere decir que no se cura, pero sí se puede detener si la persona deja de consumir o de tener el comportami­ento que provoca la adicción.

–¿Haber sido adicto crea un estigma social?

–En España llevamos un retraso importante al entender el estigma que crea la adicción. En el mundo anglosajón, el hecho de ser un adicto en rehabilita­ción habla de una persona que está intentando superarse a sí mismo. Sin embargo, en España se une adicción con vicio y con baja moral. Uno de los fines de la Fundación Recal es luchar contra este estigma.

–¿Qué modelo de rehabilita­ción sigue Fundación Recal?

–Seguimos el modelo Minesota, que profesiona­liza el programa de doce pasos de Alcohólico­s Anónimos. Nuestro programa, no solo se basa en dejar de consumir, sino que también enseña una forma de vida. Si la sustancia o el comportami­ento se quita pero no se da nada en su lugar, casi se aboca a la persona a la recaída.

En él, médicos, psiquiatra­s y psicólogos apoyamos la recuperaci­ón del adicto. Para ello se necesita un equipo como el de Fundación Recal, ya que no solo son los mejores académicam­ente, sino que están implicados con sacar al adicto del sufrimient­o.

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