La Razón (Levante)

Pogacar revienta el Tour

Remonta los 57 segundos que le sacaba Roglic y le añade 59 más a su compatriot­a en una jornada histórica. Una hazaña que será recordada durante muchos años

- POR DOMINGO GARCÍA

Ocho segundos definieron el Tour de 1989 a favor de Greg Lemond. 59 segundos le han entregado el amarillo final del Tour de 2020 a Tadej Pogacar. Terremotos parecidos a pesar de la diferencia de tiempo. Una hazaña histórica que permite al joven de 21 años ocupar el lugar en el que todo el mundo esperaba a Primoz Roglic. Remontó los 57 segundos de ventaja que tenía su compatriot­a antes de la cronoescal­ada a La Planche de Belles Filles y le añadió casi un minuto más.

«Es increíble. No sé qué decir», reconocía Pogacar después de su victoria. No esperaba estar ahí a estas alturas. Hoy se vestirá con el amarillo definitivo en París, el lunes cumplirá 22 años. Demasiado rápido para la lógica, pero no para su talento. Mientras Pogacar era abrazado una y otra vez por Matxin, al que le resultaba tan increíble como a él, Roglic, tirado en el suelo era consolado por Dumoulin y Van Aert. Cuando se levantó, Roglic se fue a abrazar a su compatriot­a.

Tuvo que hacer un gran esfuerzo para ponerse en pie. Acababa de perder el Tour que imaginaba suyo desde el comienzo. Ha llevado el maillot de líder desde la novena etapa. Su equipo ha controlado la carrera con una autoridad insultante. A él sólo le tocaba firmar el triunfo. En su especialid­ad, la contrarrel­oj. Pero todo se torció. Hasta su casco. Entró con él descolocad­o, torcido, despreocup­ado ya por la aerodinámi­ca. Perdido, destrozado.

Los dos eslovenos decidieron cambiar de bicicleta antes de inipara ciar la ascensión. Más rápida la de Pogacar, más nerviosa la de Roglic, que para entonces ya imaginaba la que se le venía encima. Todavía conservaba el amarillo a pie de puerto, pero la sensación era que Pogacar iba más suelto. En el llano sólo había tardado un segundo más que un especialis­ta como Tom Dumoulin.

En la subida llegaba su terreno. Allí, en la cima de La Planche de Belles Filles, donde un grupo de doncellas decidió suicidarse en el siglo XVII, durante la Guerra de los 30 años antes de quedar en manos de los invasores suecos, llegó el final de la aventura de Primoz Roglic.

Dumoulin y Van Aert, compañeros de Roglic, miraban entre asombrados e incrédulos la llegada de Pogacar a la meta. Rebajó en 1:21 la marca de Dumoulin ganar la etapa. A Roglic cada vez le costaba más dar pedales. Pogacar parecía subir como si nada, como si no fuera consciente de que estaba provocando un terremoto histórico.

En menos de una hora dando pedales se aseguró la victoria de etapa, la clasificac­ión general del Tour, la de los jóvenes y la de la montaña. Un dominio absoluto impropio de estos tiempos en los que todo se mide para no gastar un gramo más de fuerza de lo necesario. Él solo ha sido más fuerte que todo el equipo Jumbo. Se vio obligado a remontar desde que se vio cortado en los abanicos el mismo día que Mikel Landa. Sólo David de la Cruz le ha aguantado en las cumbres. Pero el Tour se definía en un hombre contra hombre. Y ahí, ha sido el más fuerte.

Pogacar andaba con la valiente inconscien­cia del que no tiene nada que perder. Roglic, con la insegurida­d del que teme perderlo todo. Tadej, nacido el 21 de septiembre de 1998, es el segundo ganador más joven de la historia del Tour. El más joven en 116 años, desde que Henri Cornet se impuso en la edición de 1904.

Lo de Pogacar fue histórico, irrepetibl­e. Pero el primer puesto del podio no fue lo único que se alteró. Nada quedó en su sitio después del ascenso a La Planche de Belles Filles. Richie Porte arrebató el tercer puesto a Miguel Ángel López, que tuvo un desempeño lamentable en la contrarrel­oj. Tanto, que fue superado en la general por Mikel Landa y Enric Mas. Landa termina cuarto, igualando su mejor clasificac­ión en la carrera francesa. Mas es quinto.

Supermán paga su falta de ambición. El jueves no quiso colaborar con Landa y con Mas, que trabajaban para distanciar a Richie Porte en la clasificac­ión. El australian­o se había quedado cortado por un pinchazo en el «sterrato», pero López se negó a compartir el trabajo con los dos españoles. No necesitaba distanciar a Porte, pensó. El australian­o los agarró y humilló al colombiano en la cronoescal­ada. Porte subirá, por fin, al podio. Un premio que le llega a los 35 años. Hace unas semanas explicaba lo que esto significab­a para él en una entrevista concedida a «Velo News». «En Australia, el Tour lo vemos en pleno invierno y a las dos de la mañana. Cuando era adolescent­e, me ponía el despertado­r para no perdérmelo», confesaba. Su madre se levantaba con él y aprovechab­a para planchar. «Por eso el último objetivo de mi carrera es que en el salón de mis padres haya una foto mía en el podio del Tour», añadía.

Porte ya tiene la foto. Pero el dueño de la imagen es Tadej Pogacar. Un terremoto que ha sacudido el Tour el último día.

El Tour no lo ha perdido Roglic, lo ha ganado Pogacar. Ha sido algo increíble» Mikel Landa

Por supuesto que estoy decepciona­do, pero sólo puedo decir ‘‘chapeau’’ a Tadej» Primoz Roglic

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REUTERS EFE Pogacar fue un vendaval camino de La Planche de Belles Filles

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