Cien años de honor
El soldado –y todos los militares en general– deben siempre saber porque luchan, porque deben arriesgar su vida. Los legionarios españoles lleva cien años sabiéndolo: por España, por su honor personal y por sus compañeros. Lo que separa a un soldado de un civil armado es el convencimiento del primero de que esta defendiendo una causa justa en nombre de una sociedad a la que sirve.
El Credo legionario –trata desde el primer día de su fundación por el General Millán Astray– de inculcar estos ideales de patriotismo y compañerismo a sus miembros.
La Legión ha sido el precedente de los actuales Ejércitos españoles profesionales. El legionario lo es, y lo ha sido durante estos últimos cien años, básicamente porque él lo ha querido. Es un voluntario para servir y lo demuestra con su conducta diaria, no rehusando nada de lo que se le ordena legalmente. La disciplina que todos los militares practicamos, ellos la extreman en su comportamiento exterior que es espectacular y refleja todo lo que bulle en su interior. El compañerismo que todos los soldados, marinos y aviadores deben sentir ellos lo materializan con el juramento de nunca abandonar a los suyos en el campo de batalla. Y estas virtudes militares no son teóricas sino que han sido demostradas durante cien años con decenas de miles de bajas y mas de 9000 muertos, hechos reconocidos por las siete Laureadas de San Fernando colectivas que luce su bandera.
En estos tiempos de pandemia y zozobra, el pueblo español debe encontrar sosiego en que a su servicio tiene instituciones como la Legión Española que están dispuestas a cualquier sacrificio por ellos y su bienestar. Que han hecho un ideal y una carrera del servir a los españoles.