Lo que Bale nunca entenderá
LeLe decía Ronaldo Nazario a Jorge Valdano en Movistar hace poco que la combinación de Madrid como ciudad y el Real Madrid es lo mejor para un futbolista. Una frase a la que el argentino respondía con un rotundo: «Estoy totalmente de acuerdo». Esta idea que comparten el genial delantero brasileño y el ex futbolista y entrenador del Madrid combina ambición deportiva, estar en el mejor club del mundo, y el deseo de disfrutar de una capital que nunca se acaba, tanto en lo lúdico, más del gusto de Ronaldo, como en lo cultural, a lo que se refería Valdano. Bale se va cedido un año al Tottenham sin haber entendido nada de lo que se hablaba en esa entrevista. Seguramente el galés se marcha con más títulos de los que ganaron estos dos ex madridistas juntos y, además, con goles inolvidables y decisivos en las grandes finales. Precisamente por eso duele más a los hinchas que el galés haya sido incapaz de conectar con ellos fuera del campo. A ningún aficionado le gusta que su estrella muestre abiertamente que le importa un pimiento si su equipo gana o pierde, algo que es muy lícito y les pasará a muchos, pero qué menos que taparse un poquito. Incluso aunque sólo sea por los compañeros, que estaban concentrados para intentar remontar al City mientras él hacía unos hoyos en La Moraleja. Que tiene todo el derecho, pensarán muchos, pero si trasladan el gesto a su trabajo diario y sus colegas de oficina o taller quizá ya no les haga tanta gracia. Bale y James ya están felices lejos del Bernabéu, como Özil y Robinho, entre otros. Y genial, porque la felicidad es lo primero. Luchar por títulos les debe parecer secundario ahora.