GARBIÑE, UNA DERROTA QUE AYUDA
GarbiñeGarbiñe se despidió de Roma en semifinales después de un partido durísimo ante Simona Halep. La rumana se impuso en dos horas y 17 minutos de pelea por 6-3, 4-6 y 6-4. En la reedición de la semifinal del Abierto de Australia, que terminó con victoria de la española, Halep y Garbiñe demostraron que hay que contar y mucho con ellas para Roland Garros. La española ha cuajado un torneo notable y la número dos del mundo ya suma trece victorias seguidas, con títulos de Dubai y Praga incluidos, antes de la final en el Foro Itálico ante la checa Pliskova. Djokovic y Schwartzman se jugarán el título en el cuadro masculino.
«Saco muchas cosas positivas de esta semana. No he podido estar en la semifinal a mi mejor nivel y frescura física precisamente ante una rival que es muy física. Sin sentirme muy bien, la he llevado al límite y he jugado muchos partidos a buen nivel con lo que me van a ayudar a llegar rodada a Roland Garros», comentó la española. Y es que la derrota no oculta que Garbiñe se ha rearmado para París. Ya acumula casi el mismo número de victorias que en toda la temporada pasada. El cuadro de Roma era muy exigente y ha logrado cuatro victorias de prestigio. Un rodaje notable para afrontar en buenas condiciones desde el próximo domingo el torneo francés. La ganadora de dos Grandes arrancó con un doble 6-3 ante la estadounidense Stephens. Frente a la también yanqui Coco Gauff necesitó tres sets (7-6, 3-6 y 6-3) y casi dos horas y media. Luego llegó la finalista del año pasado, la británica Johanna Konta, y Garbiñe resolvió el pase a cuartos con autoridad (6-4 y 6-1). Para alcanzar la semifinal superó el partido más complicado ante la bielorrusa Azarenka (3-6, 6-3 y 6-4). A la atípica temporada de Garbiñe sólo le falta una gran victoria. En todos los torneos antes del parón por el coronavirus fue al menos cuartofinalista. Y en el Abierto de Australia cayó en la final ante Kenin. Su reaparición en el Open USA no estuvo al nivel deseado, ya que se despidió en la segunda ronda. Pero en Roma se ha sentido cómoda y obligó a Halep a ir al límite.