La Razón (Levante)

Pesas y una dieta hipercalór­ica para ganar el US Open

DeChambeau, el ganador del último Major, rompe todos los moldes del golf. Se le conoce como el «Científico loco»

- Mariano Ruiz Díez

SiSi usted se cruza con Bryson DeChambeau (16-91993, Modesto –California–) por la calle lo último que pensará es que este estadounid­ense de 27 años es un jugador de golf. Uno de los buenos. Como mucho imaginará que es el fornido guardia de seguridad del club donde ha ido a practicar unos hoyos. Pero se trata del quinto mejor golfista del mundo, del ganador del US Open, el Major que concluyó al lado de Nueva York en la madrugada de ayer.

Su imponente presencia (110 kilos, 1,85), más de lanzador de martillo o de disco que de golfista, se fraguó en el confinamie­nto. Para mejorar el drive, el primer golpe, decidió hacer pesas y seguir una dieta estricta. «Por las mañanas suelo comer cuatro huevos, cinco tiras de panceta, tostadas y dos vasos de bebidas con proteínas», reveló en julio. Hay más: «Durante el resto de la jornada, tomo barritas energética­s, un sándwich de crema de cacahuete y mermelada y más bebida isotónica». Y para terminar mientras hace un recorrido: «Dos vasos de bebida con proteínas en una vuelta, una en el hoyo 6 y otra en el 12. Y al término del último hoyo, otro. Después pico un poco cuando me entreno. Y cuando vuelvo al hotel ceno carne y papas, con dos vasos de bebida con proteínas». ¿El resultado? Un cañonero capaz de mandar drives a 320 metros y a más de 300 kilómetros por hora.

Las peculiarid­ades de DeChambeau van más allá de las pesas y una dieta que alimentarí­a a una familia entera. En el circuito se le conoce como el «Científico chiflado». Él prefiere «Científico» a secas. Es un enamorado de la Física, que estudió en la universida­d, el Álgebra y las Matemática­s. Y todo lo aplica al golf. De ahí las fórmulas matemática­s que tiene grabadas en alguno de sus palos, las conversaci­ones con su caddie sobre distancias y velocidad de la bola o los palos cortados a su medida. «Lo que busco es cuestionar el estatus quo, controlar todos los resortes controlabl­es del golf», afirma. Cuenta la leyenda que en su época en el instituto para no hacer pagar a sus padres un libro de Física que costaba unos

200 dólares, lo pidió en una biblioteca y copió las 180 páginas. O que a un aficionado le firmó un autógrafo con la izquierda sin ser zurdo y luego comenzó a escribir de derecha a izquierda. O que en una ocasión se le preguntó por un problema físico que tenía y le impedía jugar bien y soltó: «Fue porque mi cuadrante lumborum no estaba funcionand­o. Mis ilíacos, longissimu­s thoracis, sufrieron». Así es DeChambeau.

Él se define como «no muy listo», pero eso sí «con mucho empeño». «Puedo llegar a ser bueno en cualquier cosa si me gusta. Me encantan la historia, la ciencia, la música, aprender, la vida. Me encanta intentar ser el mejor en cualquier cosa», dijo cuando se hizo profesiona­l en 2016. Esa tenacidad le ha servido para ser uno de los tres únicos golfistas en la Historia que ha ganado la Liga universita­ria estadounid­ense el US Amateur y el US Open. Los otros son unos tales Jack Nicklaus y Tiger Woods.

Su estilo robotico y su gorra plana, como Ben Hogan y Payne Stewart, le han convertido en un jugador muy identifica­ble. Fue el unico capaz de derrotar al infernal campo de Winged Foot para lograr el US Open.

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EFE Bryson DeChambeau se ha convertido en una estrella con su victoria en el US Open

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