The Grefg, la nueva estrella que es como las de antes
El rey de Twitch, que batió el récord de 2,7 millones de espectadores, es otra personalidad que tributa en Andorra
VivimosVivimos la era de las empresas individuales, unipersonales. Perfiles de Instagram llenos de patrocinios, retransmisiones en directo por canales digitales, diarios de vida retransmitidos en YouTube, y un la nueva evolución de la autoexplotación personal a través de Onlyfans están dando lugar a una generación de personalidades cuyo principal capital empresarial son ellos mismos y no el desempeño de una actividad creativa. Aunque esto, claro, es cuestionable porque algunas de estas personalidades sí crean, o más bien narran partidas de videojuegos o comentan noticias en el sector. También, por cierto, acceden a entrevistas que se les niegan a los medios convencionales porque algunas de estas nuevas estrellas cuentan con millones de seguidores. Así comenzó, narrando videojuegos, el archiconocido Rubius y esa fue también fue la plataforma de Ibai Llanos. El último en romper récords es David Cánovas, nacido en Murcia hace 23 años y más conocido por el apelativo The Grefg, que se ha convertido en el autor de la emisión en directo por Twitch más seguida de la historia, con 2,7 millones pendientes de la presentación del «skin» o la apariencia que han diseñado para él los diseñadores del videojuego «Fortnite». Hoy en día, 2,7 millones de audiencia para un canal de televisión en España es una cifra inimaginable y un gran diario digital en nuestro país consigue 20 millones de usuarios en un mes completo.
El streamer es copropietario de Heretics, una empresa dedicada a los esports (deportes electrónicos), un sector en enorme crecimiento ligado al éxito de títulos para jugar en línea como «League of Legends»,«Fortnite»o«Among Us», que tienen millones de seguidores en el mundo y que son objeto de competiciones internacionales. Sin embargo, sus costumbres son las de las estrellas de siempre. En 2016, Audi le prestó un vehículo para que compartiera imágenes en su perfil, y él se grabó a 180 por hora. La marca le retiró el coche. Dos años después confesó en televisión que tributa en Andorra y que «no veía» pagar «la mitad de lo que gana» en impuestos «por amor a su país. Pero su repercusión les hace ganar muchos ceros a final de año. Ibai Llanos, por ejemplo, retransmitió las campanadas de Nochevieja en Twitch. 552.345 personas se comieron las doce uvas con él frente a las 269.000 que lo hicieron con Sandra Barneda y Christian Gálvez en todo un canal de televisión nacional de televisión como es Cuatro.
Los últimos ejemplos de esta autoexplotación (en el buen sentido, en el de sacarse rendimiento y quizá también en el malo) han llegado de mano de la plataforma Onlyfans. Personas anónimas ofrecen un contenido bajo suscripción para abonados, que pagan pagan una cantidad al mes para ver, por lo general, fotografías y vídeos de contenido erótico o pornográfico. Artistas y cantantes o modelos obtienen dinero extra enseñando carne y satisfaciendo las peticiones de una audiencia propia, sí, pero cada vez más demandante. La compañía, que ha facturado 2.000 millones de dólares, se queda con un 20 por ciento de comisión, claro, de cada perfil. El material, muy sensible, termina «filtrado» por diversos vericuetos digitales.