VACUNAS A UN RITMO RÉCORD
ViolaViola tiene 75 años. Es una de las personas sin hogar que se ha beneficiado del plan de vacunación contra la Covid-19 en la Misión de Los Ángeles, en Skid Row, Los Ángeles, California. Estados Unidos se ha puesto manos a la obra en la guerra contra el coronavirus. Disponen de un arma eficaz y definitiva y no reparan en medios. Ha costado demasiado tiempo y muertos, y aún así una parte de esa sociedad se mantiene reacia a asumir la letal amenaza. La velocidad de crucero de la campaña de inmunización ha permitido administrar dos millones de vacunas en una sola jornada, por encima de la media que había demandado el presidente Biden. Aunque se está lejos de neutralizar la pandemia, el marcador es esperanzador: 43.206.190 de dosis puestas de 62.898.775 suministradas. Con estos parámetros, los contagios han caído un 56% en un contexto de mejoría global de todos los indicadores hospitalarios. Como suele suceder en las contiendas, los británicos caminan junto a sus hermanos del otro lado del Atlántico. Sus números suponen un alivio y una ilusión. 11,4 millones de personas han recibido ya la primera dosis en el país. Los trabajadores de los servicios de salud británicos están administrando vacunas a una media de 1.000 por minuto. Se espera haber inmunizado a los mayores de 70 años y a los sanitarios antes del próximo lunes. En el resto de Europa ese escenario de vacunación masiva parece una quimera, porque se ha fallado. Desconsuela que la ministra Darias nos emplace para abril como el mes en que se acelerará la llegada de dosis. La vida se abre camino y la vacuna funciona. Estamos en una cuenta atrás, aunque aún nos cueste demasiadas vidas.