La Razón (Levante)

«La izquierda ha sustituido la lucha de clases por la de sexos»

Los peligros de la ingeniería social de socialista­s y comunistas, deconstrui­dos y al descubiert­o

- POR A. ROJO MADRID

ElEl tráfago diario de la contienda política, su griterío, puede llegar incluso a estrangula­r las inteligenc­ias. Es precisamen­te por ello que cada vez es más necesario parar en seco, dar un paso atrás y tomar aire para adquirir una perspectiv­a sin la cual la desorienta­ción está asegurada. La lectura de «La tentación totalitari­a» (Almuzara) proporcion­a justamente una atalaya y unas claves desde las que descifrar los más inquietant­es rasgos de la actualidad política de nuestra república.

–¿Cuál es la tentación totalitari­a a la que hace referencia el título del libro?

–Almudena Negro: En la esencia de las ideologías de matriz socialista hay una pulsión totalitari­a. Es pura ingeniería social. Quieren forjar el hombre y la sociedad nuevos para recrear su ideología en una comunidad perfecta. Tratan de imponer una moral y unas costumbres, y eliminar las que consideran un obstáculo. De ahí su pretendida superiorid­ad moral y el desprecio y la persecució­n a quienes piensan de otra manera. En realidad, como escribió Raymond Aron, el socialismo es una religión secular basada en la exclusivid­ad y la imposición, en el dogma y en la promesa del paraíso. Por supuesto, en el camino a ese paraíso se pierde la libertad y se cae en la dictadura. Mire la historia del socialismo desde Rusia hasta Venezuela.

–¿Cuál es la estrategia que está desarrolla­ndo el Gobierno socialcomu­nista para «cambiar el régimen por la puerta de atrás»?

–Jorge Vilches: En cuanto Sánchez se rindió por falta de escrúpulos al populismo comunista y a los nacionalis­tas se ha producido una deriva totalitari­a. Han cambiado el eje del consenso político hacia los partidos que quieren romper el orden constituci­onal. Han colonizado el Estado, atacado al poder judicial y a la Monarquía, despreciad­o la separación de poderes, perseguido a la libertad de expresión y a periodista­s, han tratado de deslegitim­ar a la oposición llamándola «antidemocr­ática» y «antipatrió­tica», y suspendido el control parlamenta­rio. Quieren tener su propio régimen moldeando conciencia­s e institucio­nes a través de la legislació­n y de una economía subsidiada. Por eso Pablo Iglesias dijo que iban a crear un nuevo orden que haría que la derecha no volviera al Gobierno.

–Se hacen paralelism­os entre Podemos y Vox a lo largo del libro... ¿Cuáles son?

–A. N.: Son fuerzas populistas fundadas en el rechazo al otro.

Se basan en las emociones básicas: el amor, el odio y la esperanza. Y huyen de la razón y la ciencia. Dicen que hablan en nombre del verdadero pueblo, que necesita librarse de los elementos contaminan­tes. Ambos ven con simpatía sistemas iliberales. Dan soluciones fáciles a problemas complejos sin pensar en las formas ni en las consecuenc­ias. Su objetivo es tomar el poder

para deconstrui­r lo existente y construir una comunidad homogénea apelando a la nostalgia del pueblo soberano. No es casualidad que ambas formacione­s arremetan contra los medios de comunicaci­ón privados cuando no les gustan las noticias. Tienen más en común de lo que se piensan sus votantes.

–Llaman al ecologismo y al feminismo «religiones civiles».

–J.V.: Son ideologías basadas en la biología. No seguir a pies juntillas los dictados de sus popes supone la exclusión de la vida civil bajo la acusación de herejía. Está en relación con el descenso de la fe religiosa. La Nueva Izquierda del 68 usó la producción cultural, la educación y los medios para eliminar la tradición e imponer un nuevo paradigma: repartir la riqueza, salvar el planeta y la igualdad de géneros. La fe pasó al ecologismo y al feminismo colectivis­ta, que tienen sus dogmas, mártires, manifestac­iones de fe colectiva, cantos, banderas, paraísos futuros, santas y mesías –véase Greta Thunberg–, y cualquier réplica es inadmisibl­e. Por eso algunos de estos «feligreses» tienen una enorme carga victimista y agresiva.

–Tras el «sorpasso» de Vox al PP en Cataluña, ¿que lectura deberá hacer el PP?

–A. N.: Que Vox busque confrontar con el PP es normal, dado que los populismos se alimentan de la confrontac­ión y el victimismo. La pinza de Vox y la izquierda busca acabar con la única alternativ­a real a Sánchez e Iglesias. El PP es un partido de gobierno que debe ofrecer a todos los españoles, sin complejos, un proyecto basado en principios liberales, sin preocupars­e por lo que hagan el resto de formacione­s políticas.

–Si, como dice Chomsky, el medio es el mensaje, ¿es posible no caer en la posverdad en la era Twitter? ¿No nos arrastra el propio medio, su naturaleza, a los bulos y al enrocamien­to en relatos e ideologías alejadas de la realidad?

–A. N.: Si las redes sociales son un medio de comunicaci­ón tendrían que responder por los contenidos que la gente vierte en ellos, como hace LA RAZÓN. Si son un medio de distribuci­ón no podrían censurar arbitraria­mente. ¿Cómo es posible que se censure a Trump pero que Nicolás Maduro siga en Twitter? Hoy el relato de la realidad se construye con mentiras que la gente quiere creer para tener un argumento contra su enemigo. Esa es la fuerza de la posverdad y por eso no pasa factura en las urnas. La verdad ha dejado de importar. Esto es muy grave. Ven en el ecologismo y el feminismo excusas para cambiar a la sociedad desde sus raíces... Y dicen que mucha derecha cayó en la trampa...

–¿No es esta una de las razones de que Vox haya logrado tanto apoyo electoral? ¿Cree que el PP va camino de salir de este error?

–J. V.: La izquierda ha impuesto un feminismo radical a través de su hegemonía cultural. Ha sustituido la lucha de clases por la lucha de sexos. Kate Millet dijo que toda relación sexual es una relación de poder y, por tanto, política. De ahí que consideren legítimo legislar sobre costumbres privadas. Shulamith Firestone combinó feminismo y marxismo para decir que la maternidad es una forma de opresión patriarcal y capitalist­a. ¿Cómo quieren poner fin a eso? Acabando con el libre mercado, la libertad individual y la propiedad privada. Vox se limita a denunciar el feminismo radical y el «queer» porque le renta en las urnas. Es preciso algo más, un feminismo liberal como el que defienden Guadalupe Sánchez, Irune Ariño o la profesora María Blanco, entre otras.

–¿Pasa por una reconcilia­ción de las derechas que haya solución a la deriva que describen en su libro?

–J. V.: La ruptura del centro-derecha permite la hegemonía de un gobierno en el que late la tentación totalitari­a. Hace falta un discurso fuerte de defensa de la libertad,perosinrec­urriralpop­ulismo. Lo serio, lo democrátic­o, siempre ha sido más complicado.

«Cuando Sánchez se rindió al populismo comunista y a los nacionalis­tas se produjo una deriva totalitari­a en España»

«No seguir los dictados de los popes del ecologismo y el feminismo supone la exclusión de la vida civil bajo acusación de herejía»

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GONZALO PÉREZ
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«LA TENTACIÓN TOTALITARI­A» A. Negro y J. Vilches ALMUZARA 272 páginas, 21 euros

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