La Razón (Levante)

La polémica del colegio del padre de Primo de Rivera

¿Se puede aplicar la ley de la memoria histórica antes de la Guerra Civil? Educación insta a cambiar el nombre de un centro de Crevillent puesto en 1928

- POR ALICIA MARTÍ VALENCIA

Por 11 votos a favor y 4 en contra el Consejo Escolar municipal de Crevillent rechazó esta semana cambiar el nombre del colegio público Primo de Rivera. Aunque pueda parecer extraño los argumentos de los que han ganado la votación no tienen nada que ver con el franquismo.

El centro fue construido en 1928, tal y como confirma una placa que aún luce en la pared y, por tanto, el nombre de Primo de Rivera no hace alusión a José Antonio Primo de Rivera, sino a su padre Miguel.

Por esta razón, el Consejo Escolar ha preguntado a la Conselleri­a de Educación si tiene la obligación de cambiar el nombre del centro en cumplimien­to de la Ley de Memoria Histórica.

Advierten que Miguel Primo de Rivera fue un dictador que murió en 1930, es decir, antes de que estallara la Guerra Civil (1936-1939).

El PP de esta localidad alicantina ha tomado partido en este asunto y defiende que el nombre no debería modificars­e. «No estamos a favor de las dictaduras, pero estamos en contra de que se borre nuestra historia, que se rescriba», argumenta el portavoz popular en el Ayuntamien­to de Crevillent, Miguel Ángel Sánchez.

Además, critica que la Conselleri­a de Educación esté pendiente de estos asuntos mientras descuida otros mucho más importante­s. «Han llegado 50 purificado­res de aire para las aulas cuando hacen falta 200 y a los profesores les han enviado tres mascarilla­s y les habían prometido que les llegarían 80, para cubrir el curso».

La cuestión lleva años en marcha. En marzo de 2018, el departamen­to que dirige Vicent Marzà envió una instrucció­n a los colegios referente a una Proposició­n No de Ley aprobada en Les Corts en la que se instaba a la Conselleri­a de Educación a dirigirse a los centros públicos «que aún tienen nombre de persona, lugar o hecho que esté relacionad­o con la Guerra Civil o la presión franquista» a que cambien su denominaci­ón y cumplir así la Ley de Memoria Histórica.

Para proceder a esta modificaci­ón se debe contar con la aprobación del consejo escolar y del municipal.

El caso es que han pasado casi tres años y este acuerdo no se ha producido. Por eso, la Conselleri­a de Educación advirtió a principios de febrero que debían proceder al cambio de nombre.

En el escrito afirman que ya se le ha informado de esta cuestión en dos ocasiones y, por tanto, si no trasladaba­n una propuesta en el plazo de un mes, la Conselleri­a de Educación actuará de oficio y lo cambiará. Se buscará, además, una denominaci­ón «preferente­mente de mujer».

Desde el centro educativo, explicaron que el Consejo acordó trasladar las dudas sobre si este caso debía regirse por la Ley de la Memoria Histórica, a pesar de que se trata de un hecho anterior a la Guerra Civil y preguntan si existe otra ley que les obligue a ejecutar este cambio.

Educación impondrá el nombre del colegio si el consejo escolar no manda una propuesta en la próximas semanas

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LA RAZÓN El colegio público Primo de Rivera

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