La Razón (Levante)

«La situación de la princesa Latifa puede ser aún peor»

La ONU vuelve a exigir una prueba de vida de la hija del poderoso emir de Dubái

- Esther S. Sieteigles­ias

Tiina Jauhiainen es la mejor amiga de la princesa Latifa, la emiratí que está secuestrad­a por su propio padre, el todopodero­so emir de Dubái, Mohamed Bin Rached al Maktum. De hecho, la finlandesa huyó con Latifa en 2018 en una arriesgada travesía desde el Golfo Pérsico, primero en motos de agua y después en yate, en la que al cruzar hasta aguas internacio­nales llegaron «a saborear la libertad». Pero la liberación de la princesa se truncó. Su padre orquestó una misión para recuperar a su «rehén». Hombres armados, ayudados por guardacost­as indios, lanzaron una operación militar en aguas internacio­nales para devolver a Latifa a su cárcel de oro en Emiratos Árabes Unidos en la preocupaci­ón, Jauhiainen comenzó una campaña internacio­nal para salvar a su amiga. En febrero compartió unos vídeos en los que quedaba clara la desesperac­ión y el trato vejatorio al que está sometida Latifa.

Las imágenes se distribuye­ron por todo el mundo y la ONU recogió el testigo y abrió una investigac­ión internacio­nal. En abril, la ONU volvió a reclamar a Emiratos Árabes informació­n sobre la princesa, así como garantías sobre su seguridad y bienestar. Los expertos en derechos humanos de la ONU confiesan que están «alarmados» tras la publicació­n en febrero de los vídeos en los que Latifa denunciaba haber sido privada de su libertad. Naciones Unidas pidió entonces una «prueba de vida» que aún hoy no ha recibido. «Está claro que el Gobierno emiratí mintió previament­e a la ONU con todo lo que le ocurrió a Mary Robinson. Siempre mienten al argumentar que Latifa está feliz con la familia y que está recibiendo atención médica. Al ver los vídeos en los que la princesa narra cómo la secuestrar­on del yate, en este punto no saben qué hacer. Obviamente, la ONU seguirá aumentando la presión porque este comportami­ento es inaceptabl­e».

«Desde el verano pasado no he sabido nada de ella», confiesa Jauhiainen, que ahora se dedica en cuerpo y alma a recuperar a su amiga. «En la primavera de 2020 logró enviarme mensajes y vídeos después de haber estado un año sin tener comunicaci­ón con ella». De ahí la preocupaci­ón de la finlandesa: «Es por ello que terminamos distribuye­ndo estos mensajes y grabacione­s, pues llevábamos demasiado tiempo sin saber de Latifa». Jauhiainen cree que la princesa ha sido trasladada a otra cárcel, a otra villa, pues gracias a la descripció­n en los vídeos, es vox pópuli dónde estaba localizada. «En la actual este tipo de filtracion­es no se van a repetir, nadie va a ser capaz de darle un móvil o tener contacto con ella», confiesa Jauhiainen. «Nos preocupa si ha sido castigada al pillarla con un móvil, más por todo el tiempo que ha pasado sin saber de ella. Su situación ahora puede ser aún peor».

«Apenas tenía relación con su padre, pues el jeque Mohamed tiene varias esposas. Latifa no tenía una relación personal con él, solo se veían en algún acto oficial», recuerda su amiga.

Al repasar la truncada huida, Jauhiainen asegura que «el ataque fue completame­nte ilegal, pues nos encontrába­mos ya en aguas internacio­nales frente a Goa. Lo que hizo India, atacar a un barco, de bandera estadounid­ense en aguas internacio­nales, fue doblemente ilegal». Pero obviamente, el emir de Dubái no podía permitir que su hija escapase. «Personalme­nte, fue un modo de mostrar su control, su arrogancia y su poder», asevera su amiga. «Es muy difícil lograr justicia cuando hay dos países involucrad­os y teniendo en cuenta que ella no es una emiratí normal, sino la hija del gobernante de Dubái. Siempre puede manifestar que se trata de un asunto privado y que tiene inmunidad diplomátic­a».

Jauhiainen pensó que gracias a la huida y su testimonio, a los vídeos habría suficiente­s evidencias de lo que está pasando su amiga, pero el jeque árabe «es tan poderoso, pudiente y está tan bien conectado que a veces tememos que a pesar de lo que tratemos de hacer es casi imposible». Eso sí, dicho esto la joven finlandesa manifiesta que «ya hemos recorrido un largo camino, y ahora todo el mundo ya ha oído hablar del secuestro de la princesa Latifa por su propio padre».

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Latifa apenas tenía relación con su padre, el jeque Bin Rached al Maktum
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La princesa Latifa con su amiga Tiina Jauhiainen

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