La Razón (Levante)

¿Y ahora qué?

- José Aguado Ulises Fuente Esther S. Sieteigles­ias Javier Ors

MeMe acuerdo estos días de un filme de Robert Redford, «El candidato». Lo vi un par de veces en la facultad, cuando el carácter aún es impresiona­ble y sobrevive el rescoldo de cierto idealismo en el pensamient­o. Me gustó, pero nunca he regresado a ella. Ahora pertenece a esa clase de películas a las que jamás se vuelve por miedo a que te defraude. Es como los libros de Hermann Hesse, los cómics de Batman o el algodón de azúcar. Mundos que han quedado atrás y que resulta mucho mejor preservarl­os tal como se conservan en la memoria. Es muy probable probable que las manzanas carameliza­das que venden en las ferias populares sepan igual, pero también que, para nuestro paladar de adultos, ya no posean el sabor mágico que tenían cuando éramos niños. Hay tentacione­s que merece la pena resistir y no sucumbir a ellas para evitar desastres emocionale­s.

Redford, un actor que, según reconoció con sorna, las mujeres jamás se dignaron a mirarlo por la calle hasta que se convirtió en una estrella de la gran pantalla, interpreta­ba en esa cinta de los setenta, y también bastante setentona, a un abogado que decide iniciar una carrera política. Pronto descubrirá que el hombre habituado a expresar lo que piensa debe someterse a las reglas y estrategia­s de una campaña para alcanzar el poder y derrotar al adversario. Las ideas, aprenderá, deben supeditars­e a los objetivos. Todo muy Maquiavelo y muy bonapartis­ta. Hoy, con la votación en las urnas, acaba la carrera electoral por la Comunidad de Madrid, que a pesar de su naturaleza local ha tenido ecos nacionales.

Esta campaña ha desplazado los programas de partido a un segundo plano, puede que incluso a un tercero, porque apenas nadie ha oído hablar de ellos, y se ha sustentado en lo emocional. Aquí no se ha defendido un modelo social o económico, quizá porque eso supondría hacer política y la política ha quedado demodé y ya no debe reportar un voto, lo que resulta bastante paradójico, sino irónico, cuando se trata de una democracia. Javier Cercas, en «Independen­cia», comenta que lo político ya no es más que una prolongaci­ón de los negocios, y es probable que tenga razón.

Todo se ha sustentado en la siguiente regla de tres: dadme vuestro apoyo a mí para que no vengan los otros. Muchos han asumido que nadie va a resolver el precio del alquiler, el de la factura de la luz o el tema de la atención primaria en la sanidad, que son cosas que afectan a todos, se sea de derechas o de izquierdas. Algunos, convencido­s de que no se va a remediar nada, suspiran para que esto acabe y, por lo menos, se rebaje la tensión verbal y se deje de polarizar a la población. Mucho piden. Al final de la película, y quien no la haya visto que no siga leyendo, Robert Redford se impone, pero, en medio de la celebració­n, hace la siguiente pregunta a su asesor: «¿Y ahora qué?». Pues eso. ¿Y ahora qué?

 ??  ?? Robert Redford interpreta a un abogado que decide dar el salto a la polítca
Robert Redford interpreta a un abogado que decide dar el salto a la polítca
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain