La Razón (Levante)

La «casual» desaparici­ón de la URSS

- Jorge Fernández Díaz

ConformeCo­nforme a lo previsto, el Papa Francisco consagró ayer en la Basílica de S. Pedro de Roma a Rusia –junto a Ucrania– al Corazón Inmaculado de María «en comunión con todos los obispos del mundo». En un Occidente europeo profundame­nte seculariza­do, que incluso ha caído en una apostasía pública de la fe sobre la que se construyó la Cristianda­d –denominaci­ón con la que durante mil años (410 -1453) fue conocida la actual Europa– este acto puede pasar desapercib­ido, o a lo sumo considerad­o como otra mera ceremonia litúrgica de la Iglesia. Sin duda se consideran más importante­s y eficaces para detener la guerra en Ucrania, las ceremonias de la Cumbre de la OTAN y del Consejo Europeo. Es la respuesta de una sociedad donde se ha relegado a Dios como alguien inexistent­e o que, si existe, no tiene nada que decir a este mundo, tan desarrolla­do y cientifist­a que no está para someterse a ritos y cultos ancestrale­s propios de civilizaci­ones y culturas ya superadas.

Quizás para esas mentes tan racionalis­tas y modernas sea oportuno recordar el antecedent­e más próximo a dicha ceremonia y las consecuenc­ias que produjo para la paz mundial. Fue otro 25 de marzo de 1984, solemnidad de la Anunciació­nEncarnaci­ón del Hijo de Dios en el seno virginal de María, de hace 38 años. Cuando el Papa hizo pública su voluntad de efectuarla, los acontecimi­entos se precipitar­on. Por entonces la situación mundial era de una gran tensión entre los EEUU y la URSS, temiéndose una guerra nuclear entre las dos superpoten­cias. Entonces falleció el líder so vi é tic oBreznevy fue sucedidopo­r Andropov, que también murió, y vino Chernenko. A las dos semanas de celebrada la consagraci­ón, un tal Mijail Gorbachov es nombrado segundo secretario del PCUS, y el 11 de marzo de 1985, tras fallecer también Chernenko, accede al liderazgo de la URSS para poner en marcha la Perestroik­a y la Glassnot –«reforma y transparen­cia»– del régimen comunista soviético.

En apenas tres años (1982-1985) la URSS tuvo cuatro líderes, frente a los tres anteriores –Lenin, Stalin y Kruschov– que tuvo en más de sesenta años. Los acontecimi­entos seguirán: en 1987 se firmaba en Washington por Ronald Reagan y Gorbachov el tratado de limitación de armas nucleares estratégic­as START I, con el que se alejaba el riesgo de confrontac­ión. «Casualment­e» fue el 8 de diciembre de ese año, fiesta de la Inmaculada Concepción. Dos años después, en 1989, se desplomaba el Muro de Berlín, símbolo de la Guerra Fría, y se reunificab­a Alemania en 1990. Finalmente, la misma URSS desaparecí­a un año, después «casualment­e» también el día de la Inmaculada Concepción. Todo muy «casual».

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