La Razón (Levante)

España es el país europeo con mayor porcentaje de población extranjera

► Los españoles priorizan que los inmigrante­s estén dispuestos a adoptar nuestro modo de vida

- Lorente Ferrer.

LaLa crisis humanitari­a producida por la invasión de Ucrania debe ser atendida convenient­emente por Europa. Para solidarida­d, demostrada hasta ahora en materia migratoria, previa al ataque ruso, España, Francia e Italia. Los tres somos campeones en acogida. Esta nueva oleada migratoria debería ser cubierta por todos los países europeos, pero les correspond­ería hacer el mayor esfuerzo a otros estados, distintos a los tres referidos anteriorme­nte. Hay que recibir con los brazos abiertos y acoger decentemen­te a millones de ucranianos que huyen de la barbarie rusa.

Las estadístic­as de la ONU revisadas en 2020 registraba­n la presencia en la Unión Europea de 37 millones de inmigrante­s extranjero­s. Lo que representa­ba el 8,2% del total de la población europea. De ellos, la mayoría, 20,7 millones se concentran en Francia, Italia y España. Es decir, el 55,9% de ellos habita en estos tres países, que cuentan con el 38,9% del total de habitantes de la UE, las tres grandes economías europeas más endeudadas, con los mayores déficit públicos y con tasas de paro superior a la media de la UE.

En España los inmigrante­s ya suponen el 12,9% de la población. Hemos superado en 2020 a Francia, que cuenta con el 12,4%, e Italia le sigue con una tasa ya del 10,5% del total de población.

Sin embargo, en la Europa del este, central y nórdica el porcentaje de población extranjera es mucho más bajo. Son sociedades muy cercanas a la tasa de pleno empleo y con gastos sociales más bajos al tener menos población y que no crean desequilib­rios prepor prepor lo que la deuda pública está controlada.

Sin embargo, los tres grandes países del Mediterrán­eo occidental soportamos las mayores tasas de inmigrante­s, paro y recursos del Estado dedicados a las personas migrantes. Por lo que se está gestando en estos tres países un sentimient­o de rechazo hacia el extranjero y un espectacul­ar ascenso electoral de la extrema derecha, que llevó a Matteo Salvini al gobierno en Italia y a Le Pen a pelear por la presidenci­a de la república en segunda vuelta con Macron. En España, este proceso está iniciándos­e.

La armonizaci­ón de las distintas políticas europeas también debe extenderse a la de inmigració­n. Europa debería ser solidaria con las tres naciones latinas del sur, y permitir el asentamien­to en el resto de Europa de inmigrante­s que harían que acercarnos en este rincón de Europa a la media continenta­l del 8,3% de población inmigrante, es decir, reducir su presencia a 2/3 en estos tres países, mientras crece en el resto de la Unión. La primera consecuenc­ia de esta redistribu­ción solidaria de inmigrante­s en el interior de las fronteras europeas sería disolver la sensación de excesiva inmigrasup­uestarios, ción localizada en determinad­os países y con ello se pondría freno a los argumentos xenófobos que alimentan tanto a la supremacis­ta extrema derecha, como a los populismos buenistas. Otra secuela sería el aligeramie­nto de las cargas sociales y el descenso del desempleo en Francia, Italia y España.

El CIS llevó a cabo en septiembre de 2017 su décimo, y último hasta ahora, estudio sobre las actitudes de los españoles frente a la inmigració­n. En este estudio de hace relativame­nte poco tiempo, cuatro años y medio, aparecían ya señales alarmantes del incremento de la xenofobia, los españoles comenzaban a percibir un mejor trato del Estado a los extranjero­s inmigrante­s que a colectivos nacionales más vulnerable­s, como parados, mayores que viven solos o pensionist­as.

El 53,4% de los ciudadanos afirmaban que el Estado protegía más a los inmigrante­s que a los españoles de estos tres grupos. Frente a este 53,4% solo el 17,8% mantenía que el Estado protegía más a los pensionist­as que a los inmigrante­s. O que tan solo el 15,1% defendía que las ayudas de Estado a los parados superaban a las que recibían los inmigrante­s. Y únicamente el 13% aseguraba que las personas mayores que viven solas tenían más protección pública que los inmigrante­s.

En este mismo estudio del CIS, los españoles priorizaba­n a la hora de permitir a una persona extranjera venir a vivir a España que estuviese dispuesto a adoptar el modo de vida del país. Esta opinión obtenía la calificaci­ón más alta con 7,2 puntos, sobre 10. Le seguían que tuviese una cualificac­ión laboral de las que España necesita, con 6,19 puntos y que tuviera un buen nivel educativo, con 6,09 puntos. En cuarta posición, con 5,83 puntos que hablase castellano o la lengua oficial de esta comunidad autónoma.

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