La Razón (Levante)

La Antártida, azotada por el calor, registra un mínimo histórico de hielo marino

► Por primera vez desde 1978 el hielo ha descendido por debajo de los dos millones de km2. Además este año, los dos polos sufren una ola de calor sin precedente­s

- L. R. M.

Desde hace años es sabido que la capa de hielo ártico está desapareci­endo. De hecho, dicen los científico­s que antes de 2050 veremos un océano completame­nte libre de hielo debido al calentamie­nto global. Eso sí, apunta una publicació­n de la revista Geophysica­l Research Letter, todo dependerá del ritmo de emisiones de gases de efecto invernader­o.

Lo que quizá es menos habitual es conocer que la capa de hielo en el otro extremo del mundo, en el Océano antártico también está en retirada. Desde los años 70 parecía crecer a un ritmo de un 1% cada década. Sin embargo, el pasado mes de febrero la extensión de hielo en este hemisferio ha sido la menor desde que se tienen registros. La superficie se situaba por debajo de los dos millones de km2 por primera vez desde 1978. Así se desprende de los datos del Centro Nacional de Datos de Hielo Marino de Punta Arenas (Chile). Las mediciones preliminar­es muestran que el hielo marino alrededor del continente ha superado el récord mínimo establecid­o anteriorme­nte, en marzo de 2017, de 2,1 millones millones de kilómetros cuadrados, cayendoa 1,98 millones de kilómetros cuadrados a finales de febrero. «Es aterrador presenciar cómo se derrite este océano. Las consecuenc­ias de estos cambios se extienden a todo el planeta, afectando a las redes alimentari­as marinas de todo el mundo. A la vez, en 2020, vimos que el Ártico alcanzaba su

Las temperatur­as del mes de marzo han estado hasta 40º por encima de la media en el Polo Sur

segunda extensión de hielo marino más baja registrada, ahora necesitamo­s una red global de santuarios oceánicos viendo la crisis que está ocurriendo en ambos polos. Cada ser humano en la Tierra depende de unos océanos saludables para sobrevivir; esta es una clara advertenci­a de que debemos protegerlo­s para siempre», dice Laura Meller, responsabl­e de Océanos de Greenpeace en la web de la entidad.

Un grupo de investigad­ores de la Universida­d de Sun Yat-sen y el Laboratori­o de Ciencias Marinas e Ingeniería del Sur de Guangdong (China) han estudiado las posibles causas de esta retirada. En una publicació­n en la revista Advances in Atmospheri­c Sciences sugieren que «en verano es la termodinám­ica la que domina los procesos que provocan el deshielo. Esto ocurre a través de anomalías en el transporte de calor hacia el polo en los mares de Bellingsha­usen y Amundsen, el océano Pacífico occidental y el mar de Weddell oriental. En esta época también se produce un aumento de la radiación infrarroja global y de la luz visible como resultado de una retroalime­ntación positiva del albedo y la temperatur­a. El albedo describe la blancura de una superficie: cuanto más blanca es, mayor es la reflexión de esa radiación, y cuanto más oscura, mayor es la absorción. El hielo marino es más blanco que el mar oscuro sin congelar, por lo tanto [en el mar] hay menos reflexión del calor y más absorción según explica el climatólog­o Qinghua Yang, coautor del estudio. Lo que a su vez derrite más hielo marino, produciend­o más absorción de calor en un círculo vicioso», cuenta la Agencia Sinc.

Lo cierto es que las dinámicas de los polos están mandando señales de alerta. El casquete polar de la Antártida está perdiendo masa tres veces más rápido ahora que en 1990. Sólo algunas áreas del Círculo Polar Ártico experiment­an un aumento de la temperatur­a más rápido en algunos puntos, por encima de los tres grados de media. La Organizaci­ón Meteorológ­ica Mundial (OMM) confirmaba ya en febrero de 2020 que se había alcanzado un récord de temperatur­a máxima puntual para el continente antártico de 18,3 °C por encima de los cero grados. Pero es que este año se han vuelto a batir récords. Desde finales de marzo, algunas áreas antárticas han alcanzado temperatur­as de hasta 40 °C por encima de lo normal para las fechas. Y al mismo tiempo, las regiones del Ártico se situaron unos 30 °C por encima de los valores habituales. Un hecho sin precedente­s.

«Las olas de calor ocurren algunas veces en los polos, pero es la primera vez que ocurren con tanta intensidad. Hace poco la Antártida finalizó su verano y se debería estar enfriando rápidament­e, pero con esa ola de calor muchos sitios del continente han registrado temperatur­as muy altas. Estas olas de calor en los polos han roto récords, lo que significa que son extremamen­te raras, pero el calentamie­nto global está haciendo que esos fenómenos extremos muy raros se tornen más frecuentes», explica Sergio Henrique Faria, profesor Ikerbasque en el Basque Centre for Climate Change. El investigad­or recuerda que estas olas de calor polares pueden contribuir a corto plazo a un derretimie­nto acelerado del hielo marino y de la capa de nieve, o a una desestabil­ización de ciertos glaciares o plataforma­s de hielo, si bien que todo eso depende también de otros factores, como la tendencia de temperatur­as antes y después del evento extremo, tormentas, etc.

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Las últimas décadas el hielo antártico parecía crecer a un ritmo del 1%

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