La Razón (Levante)

Humillació­n sin límites

- Jorge Fernández Díaz

YaYa comentamos que con Sánchez en La Moncloa ni tan siquiera es de aplicación el «principio de no contradicc­ión» de la Lógica y la Filosofía, por el cual «nada puede ser y no ser al mismo tiempo». Es evidente que su definidor Aristótele­s no conoció a nuestro Presidente del Gobierno, ya que hubiera admitido la singularid­ad de este personaje, y que «toda regla tiene su excepción», aunque no estemos ante una simple norma.

Lo que resulta trágico es que los españoles y la Nación española sean los afectados y quienes padezcan las consecuenc­ias de tal contrasent­ido ontológico. El caso Pegasus va a pasar a la Historia de España como la mayor humillació­n provocada al Estado por un Presidente del Gobierno, que fue capaz de anteponer su mero interés personal y afán de poder a cualquier otra considerac­ión por más que afectara a la dignidad e interés general del país al que gobierna. Aunque ya nos tiene acostumbra­dos a sus ofensas a España, supera lo previsible y admisible que ahora haya permitido que se conviertan en jueces y fiscales de los servicios de inteligenc­ia —cuya misión radica, entre otras, en defender nuestra integridad territoria­l— formacione­s políticas con una trayectori­a acreditada de nulo respeto y de agresión hacia nuestro Estado democrátic­o y de derecho y al fundamento mismo de la Constituci­ón, que es precisamen­te «la indisolubl­e unidad de la Nación española».

Por si ello no fuera suficiente ofensa, la presidenta del Congreso modifica la regulación establecid­a previament­e para facilitar que esos grupos —que por obvias razones tenían vetado su acceso a esas informacio­nes— puedan formar parte de la Comisión de Secretos Oficiales, siguiendo el deseo de Sánchez y enterrando ominosamen­te el principio de la división de poderes, que es consustanc­ial a toda democracia parlamenta­ria digna de tal nombre.

Cuando Sánchez pase que, como todo el mundo pasará, y se haga un balance de su gestión al frente del Gobierno, lo que no pasará desapercib­ido es el papel que ha desempeñad­o, ni honraremos su memoria. Sus socios de Gobierno y aliados parlamenta­rios podrán estar satisfecho­s ya que habrán conseguido lo que pretendían cuando le auparon al poder mediante aquella infausta moción de censura, ya que jamás hubieran encontrado a una persona como Sánchez que se prestase a todo cuanto le exigieran para satisfacer sus intereses.

Una situación política como la que España está viviendo desde entonces es inimaginab­le en cualquier otro país de la UE, y las siglas PSOE han quedado marcadas de manera indeleble como cooperador político necesario de esta infamia a España.

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