La UE ya tiene por fin el plan ibérico para topar el gas y bajar la luz
► Bruselas lo analizará «lo antes posible» mientras siguen los contactos técnicos
España y Portugal han remitido por fin a Bruselas su iniciativa para bajar el precio de la luz en la Península Ibérica. La Comisión Europea avaló el pasado 26 de abril la propuesta provisional presentada por España y Portugal para establecer un mecanismo de compensación temporal, con el fin de topar el precio del gas, de forma que esto repercuta en las facturas de la luz que pagan tanto las familias como las empresas. A pesar de esto, aún faltaba el documento detallado que ahora debe recibir el visto bueno de Bruselas, quien promete un veredicto «lo antes posible». La vicepresidenta Teresa Ribera anunció el pasado 26 de abril que el nuevo mecanismo podría comenzar a funcionar en el mes de mayo, pero hasta la Comisión Europea no había comenzado a analizar la propuesta detallada, ya que España ni siquiera había enviado un borrador, debido a ciertas discrepancias con Portugal reconocidas por el propio Gobierno. «La Comisión ha recibido ahora información de las autoridades españolas y portuguesas, que evaluará lo antes posible. Sobre la base de la información proporcionada por España y Portugal,
los contactos continuarán a nivel técnico», dijo la portavoz de Competencia, Arianna Podesta.
Este acuerdo provisional de carácter político fija el precio de referencia del gas en el mercado mayorista para las centrales de gas, carbón y cogeneración en torno a 40 euros/MWh, aunque se espera que oscile hasta los 50 euros a lo largo de los 12 meses en los que esta medida temporal estará en vigor. Esta iniciativa supone un precio más elevado que el inicialmente propuesto por España y Portugal, cuyo montante era de 30 euros, aunque los dos países han conseguido que la duración de este mecanismo sea el doble que lo inicialmente estipulado para que cubra el próximo invierno. El objetivo reside en que este límite de precios se traduzca en un abaratamiento en las subastas energéticas, que acabe repercutiendo en los recibos que pagan los consumidores adscritos a la tarifa regulada. En la cumbre del 25 de marzo, el resto de las cancillerías dieron su apoyo a un tratamiento específico para la Península ibérica, debido a que la falta de interconexiones con Francia hace que el gas sea difícil de transportar.
A pesar de que este talón de Aquiles ha beneficiado paradójicamente a España y Portugal, para conseguir este tratamiento diferenciado, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se comprometió ayer ante el presidente Sánchez en Barcelona a que esto cambie y a impulsar las interconexiones eléctricas entre la Península Ibérica y Francia. El Gobierno español considera que debe ser la UE la que financie infraestructuras como el gasoducto MIdcat, una tubería entre Cataluña y Francia, que permitiría asegurar el suministro al resto del club europeo. Un proyecto que parecía enterrado y que ahora puede resucitar. De esta forma, España y Portugal han conseguido una solución ad hoc, debido a la negativa frontal del club comunitario a imponer un límite común de todos los países europeos al precio del gas.
Aunque desde hace meses España llevaba batallando para una reforma global del sistema de fijación de precios, la UE se ha resistido en redondo hasta ahora a imponer medidas de alcance, como cambiar el mecanismo marginalista de fijación de precios, por el que las tarifas de todas las fuentes de energía (incluidas las renovables y nucleares) quedan alineadas con las del gas, aunque su producción sea más barata.