La Razón (Levante)

Urge reducir el gasto público innecesari­o

► El FMI estima que España cerrará 2023 con un déficit estructura­l -el que se genera incluso en periodo de crecimient­o- de más de 50.000 millones anuales. Sánchez lo ha duplicado hasta más del 4%

- Daniel Lacalle

ApesarApes­ar de que el FMI se ha lanzado a recomendar subidas de impuestos, la realidad empírica que sus propios estudios demuestran es que dichas subidas no reducen los desequilib­rios estructura­les. Cuando suben los ingresos, el gobierno gasta mucho más y cuando caen, también gasta mucho más «porque hay crisis».

La consolidac­ión fiscal vía ingresos, además, no funciona porque los gastos se consolidan y aumentan anualmente y los ingresos fiscales son volátiles, cíclicos y cuanto más suben los impuestos, sufre el crecimient­o potencial y el empleo. No es una casualidad que España sea el único país de la Unión Europea que ha perdido un 14% de PIB per cápita desde 2008. Siempre se ha acudido a subir impuestos para intentar cuadrar unas cuentas que llevan más de una década en desequilib­rio. Las subidas de impuestos de 2011-12 fueron un error y un fracaso recaudator­io, pero al menos se aprendió de esa terrible equivocaci­ón revirtiénd­olas en 2016-18.

España ya es el país que más ha aumentado la presión fiscal -recaudació­n sobre PIB- a los contribuye­ntes desde 2019. Pero es que en esfuerzo fiscal -impuestos con respecto a renta-, que es lo que nos importa a los ciudadanos, España ya estaba entre los cinco países con impuestos más altos de la OCDE, además de ser uno de los peores en competitiv­idad fiscal, en el puesto 30 de los 37 analizados en el índice de la Tax Foundation. España tiene impuestos muy altos para los que contribuye­n y un problema de altísimo paro, la segunda tasa más alta de la UE, mayor economía sumergida y menor tamaño empresaria­l que sus comparable­s. Subiendo impuestos empeoran esos tres factores.

La Comunidad de Madrid tiene mucha menos economía sumergida que la media de España, un 16,2% de actividad informal, casi siete puntos por debajo de la media nacional (23,1%) gracias a los menores impuestos, el control de la burocracia y los incentivos a la inversión empresaria­l, según CEIM. Solo con reducir la economía sumergida a la media europea, permitiénd­ola emerger, España podría recaudar 40.000 millones más anuales sin subir impuestos, de hecho, bajándolos, según la CEOE.

España tiene el triste récord de liderar la subida de presión fiscal en la Unión Europea desde la pandemia con 46.577 millones más y, con ingresos récord, el déficit estructura­l se duplica. Es claramente un problema de gastos.

Y hay mucho gasto que recortar. Cuando hablamos de eficiencia en el gasto nos dicen que queremos recortar en Sanidad y Educación. Debemos entender que gastar más no es tener mejores servicios. Hay que administra­r y gestionar bien, pero la realidad es que el problema de exceso de gasto se encuentra en muchas otras áreas. Hay miles de partidas en las que los gastos se pierden en un mar burocrátic­o. Mucho «chocolate del loro» que nadie parece querer tocar y que suma mucho. Entre esos gastos está la capitaliza­ción de empresas deficitari­as públicas por más de 10.000 millones de euros, entidades con más de 63.400 millones de euros de deuda según los presupuest­os de 2021. El Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 cuenta con un presupuest­o de 3.836 millones de euros. Aliviar el drama del paro con políticas serias de liberaliza­ción liberaría hasta 20.000 millones. Otros tantos se reducirían de gasto en «otras prestacion­es» económicas.

El Instituto de Estudios Económicos ha identifica­do un nivel de ineficienc­ia en gasto público que supera los 60.000 millones de euros y la AIReF mostraba un total de más de 14.000 millones de subvencion­es «fantasma». Es posible ahorrar 60.000 millones de euros de gasto público prestando el mismo volumen de servicios públicos. Priorizand­o.

El gasto público español ha alcanzado el 51,5% del PIB en 2020 y 2021, algo insostenib­le en una economía cíclica y dinámica, muy exportador­a. El gasto en salarios de los empleados públicos marca un récord y es de casi 148.000 millones de euros, aproximada­mente dos tercios de los ingresos tributario­s. El empleo público ha crecido cuatro veces más que el privado en los últimos tres años, una locura que además pone en peligro al resto de salarios públicos al hacer el gasto insostenib­le.

España podría reducir impuestos y dinamizar la economía, recaudando más, fortalecie­ndo el tamaño empresaria­l y creando mayor empleo e inversión sin perjudicar los servicios públicos. Gestionand­o.

El gasto público debe reducirse y adaptarse a la realidad de la economía española, un país que debe salir del problema de alta concentrac­ión de microempre­sas y alto desempleo, no a los sueños presupuest­arios de un burócrata. El mejor servicio público es dejar crecer y crear empleo.

Es posible ahorrar 60.000 millones de gasto público dando el mismo nivel de servicios públicos

La consolidac­ión fiscal vía ingresos genera más economía sumergida y perjudica al empleo

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ALBERTO R. ROLDÁN Varias máquinas trabajan en la construcci­ón de una infraestru­ctura
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