El triunfo del brazo político del IRA paraliza Belfast
► Los unionistas del DUP se niegan a formar gobierno tras la victoria de los nacionalistas del Sinn Féin
Cuando los gobiernos de Londres, Dublín y Washington comienzan a hacer declaraciones sobre Irlanda del Norte, siempre es señal de que se ha llegado a un momento crítico en Belfast. Pasó durante la época de los «Troubles» -el sangriento conflicto entre católicos y protestantes, que costó más de 3.500 vidas-. vidas-. Ocurrió, de nuevo, cuando se logró la ansiada paz con el Acuerdo de Viernes Santo de 1998. Y se repite ahora, después de que los nacionalistas del Sinn Féin se hayan convertido, por primera vez desde la división de la isla en 1921, en la formación más votada.Las autoridades a ambos lados del Atlántico están muy pendientes de una regiónprofundamente dividida entre los que quieren seguir siendo parte de Reino Unido y los que buscan la reunificación de Irlanda. La máxima prioridad es conseguir una estabilidad política que garantice la paz. Pero, a día de hoy, las posibilidades de formar gobierno de coalición en Belfast son escasas.
Tras su triunfo en las autonómicas, el Sinn Féin, el que fuera brazo político del ya inactivo IRA, puede nombrar a un ministro principal. Pero no puede asumir el cargo, a menos que los unionistas-protestantes-monárquicos del DUP -que quedaron en segunda posición-acepten nominar a un vice-ministro principal. El Acuerdo de Viernes Santo obliga a las formaciones más votadas de ambas comunidades a gobernar en coalición. Pero, al cierre de esta edición, el líder del DUP, Jeffrey Donaldson, se negaba a formar ejecutivo, lo que levanta el espectro de un punto muerto que podría paralizar a Stormont indefinidamente, requiriendo al Gobierno central de Londres aplicar la «direct rule» para hacerse cargo de la agenda.
Debido a las peculiaridades de la región, la política norirlandesa es ya de por sí tremendamente compleja. Y el Brexit ha venido a dificultar aún más las cosas. El divorcio europeo ha dejado a la provincia británica con un estatus diferente al del resto de Reino Unido. Los unionistas se sienten completamente traicionados por Boris Johnson. Y se niegan ahora a formar un ejecutivo en Belfast hasta que no se cambie el llamado Protocolo de Irlanda, una pieza clave del pacto Brexit firmado con la UE que obliga ahora a realizar controles aduaneros a los bienes que se comercializan con Gran Bretaña.
El representante del Gobierno central para asuntos norirlandeses, Brandon Lewis, matizó ayer que Downing Street «no descarta ninguna opción» sobre el Protocolo de Irlanda, aunque abogó por hallar un acuerdo con la UE para su modificación. Y en este sentido, instó al DUP y todos los partidos en la Asamblea de Stormont a reunirse «para solucionar los asuntos domésticos de Irlanda del Norte». Durante una entrevista con la BBC, Lewis también fue preguntado por la posibilidad de un referéndum sobre la reunificación de Irlanda, el que siempre ha sido objetivo histórico del Sinn Féin. Y en este sentido, aunque reconoció que la victoria
Downing Street ve prematuro hablar de un referéndum de reunificación tras las elecciones regionales
de los católicos es «significativa», matizó que el conjunto del voto unionista es todavía mayoritario en el legislativo de la provincia británica.
En efecto, en las elecciones autonómicas, el Sinn Fein conservó los 27 escaños que había conseguido en 2017. No obtuvo más asientos que otras ocasiones, pero fue el declive del DUP, que perdió tres asientos, lo que convirtió a los católicos en ganadores. La formación más beneficiada de la fuga de votos unionistas es el Partido Alianza de Naomi Long, de centro liberal y no sectario, que ha conseguido nueve escaños más.Se antoja improbable que a corto plazo el Sinn Féin logre su objetivo de la reunificación de Irlanda. Pero no cabe duda de que en los últimos años ha logrado aumentar su base electoral.