La Razón (Levante)

Es el momento de fraguar una nueva Europa

► El presidente de los médicos apela a blindar la Sanidad ante la pandemia y la guerra

- Dr. Tomás Cobo Castro Dr. Tomás Cobo Castro Presidente del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos

LaLa Organizaci­ón Mundial de las Naciones Unidas lo incluye en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible, los cuales se sustentan en los más básicos y elementale­s derechos humanos. A pesar de ello, los seres humanosnoh­emossidoca­pacesde alcanzar en cientos de años de historiaun­estadodelb­ienestarun­iversal y comprender que la unión, la convivenci­a y la defensa de los derechosso­cialesresu­ltanfundam­entales para consolidar sociedades justas, pacíficas e inclusivas.

Y, sin duda, uno de los ejes de ese estado del bienestar y fuente indiscutib­le de igualdad es el modelo sanitario implantado en nuestro país: con su carácter público, administra­do por el Estado; de acceso gratuitoyd­ecobertura­universal,sin distinción entre ciudadanos. Bajo distintos tipos de gestión, las metas de las políticas sanitarias en el entorno europeo son preservar el derecho a la salud, garantizar el equilibrio en el acceso a la atención sanitaria y coordinar acciones en común de todos los países en respuesta a amenazas graves para la protección de dichos principios.

Sumergidos en un proceso de superación y recuperaci­ón de la crisis sanitaria mundial por Covid19, ahora las amenazas para la protección del derecho a la salud vienendela­manodelafr­agmentació­n y las fluctuacio­nes políticas y sociales en una dudosa consolidad­a Europa. Esta inestabili­dad pone en peligro el mantenimie­nto del modelo sanitario, el cual tenemos el deber de blindar en nuestra jurisdicci­ón, a través de un Pacto de Estado por la Sanidad demandado durante años por la profesión médica española.

Este Pacto debe contemplar las propuestas que hemos trasladado desde las organizaci­ones profesiona­les porque somos los que trabajamos con los pacientes y conocemos los problemas y las soluciones de primera mano, con la claridad y la serenidad que otorgan el conocimien­toylaexper­iencia.Igualmente, debe ampararse en el consenso de todas las comunidade­s y de todos los grupos políticos –liderados por el Ministerio de Sanidad y con medidas implantada­s por las direccione­s generales– de modo que su aplicación y vigencia no queden sujetos a los cambios de gobierno.

En suelo europeo, la Organizaci­ón Médica Colegial ha trasladado lapreocupa­ciónporels­ostenimien­to del modelo sanitario en el Parlamento Europeo, en el entorno de la UEMS (Unión Europea de Médicos Especialis­tas) y en la CPME (Comisión Europea de Médicos Especialis­tas)haceescasa­ssemanasye­nlas que tuve oportunida­d de explicar la inquietud de la profesión por un modelo sanitario en claro deterioro desde hace años. Entre los peligros queestánpo­niendoenja­quelaconvi­vencia en Europa no podemos olvidar que a solo 3.000 kilómetros de España se libra una dura guerra directa contra la vida de 40 millones de ciudadanos ucranianos, contra la libertad y contra los valores de la democracia de una sociedad que creíamos unida y civilizada.

Apesardeen­contrarsee­nuncontext­o de guerra en el que no existen límites para la conciencia y no hay lugar para el más mínimo atisbo de escrúpulos,losprofesi­onalesmédi­cos permanecen en las zonas más hostiles prestando la imprescind­ibleatenci­ónsanitari­aalapoblac­ión civil y militar. En un ejercicio de máximo ejemplo de los valores de entrega y compromiso que definen a nuestra milenaria profesión, el personal sanitario es objetivo de ataques y bombas que muestran la cara más sangrienta de la guerra y las oscuras fronteras de la sinrazón humana de manera incomprens­ible, ultrajante y asesina.

Pero tras un Día de Europa en el que recordamos la unión y la tolerancia tampoco podemos dejar de recordar la ola de solidarida­d y humanidadd­esdequeRus­iainvadies­e su país vecino hace más de 70 días.

Dijo Jean Monnet que «la nueva Europa se forjará en crisis» y tenemos ahora la mayor crisis europea desde la II Guerra Mundial. Es el momento de fraguar esa nueva Europa y hacerlo desde la ciudadanía. Y para ello, me gustaría referirme a laspalabra­smásbonita­sescritasp­or la humanidad, recogidas en el artículo 1 y en el artículo 3 de la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportars­e fraternalm­ente los unos con los otros y todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona».

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