La Razón (Levante)

Enemistars­e con el CNI

- Tomás Gómez

ElEl viernes, en la celebració­n del XX aniversari­o del C NI, Paz Esteban recibió el apoyo de sus compañeros a través de un prolongado aplauso, la única manera en que puedeservi­cio de seguridad nacional tan sensible. Un aviso a navegantes de que su cese no sentaría bien y no es buena cosa enemistars­e con el C NI. La decisión de apartar la ha sido respondida con un aluvión de críticas desde la derecha y con recelo desde amplios sectores de la izquierda, que lo consideran un error estratégic­o de Sánchez. Cuando el 3 de mayo Bolaños hizo público el espionaje al móvil del presidente y de la ministra de Defensa marcó un gol en propia meta que ha desatado varios frentes. Los independen­tistas, que querían cobrarse el agravio y lo llevaban fraguando durante un año, han visto la oportunida­d de doblar el brazo al Ejecutivo forzándole a asumir responsabi­lidades.

Sánchez ha dejado en una espesa nebulosa si el cese de Esteban es por los fallos de seguridad o por las escuchas a los separatist­as. Lo que es incuestion­able es que si los votos de ERC no fueran imprescind­ibles, no se habría producido su salida del C NI. Ese es el punto de inflexión que debilita la estabilida­d del Gobierno: nunca los independen­tistas habían tenido tanta fuerza. La nueva estrategia de mano de acero tendida es mucho más efectiva para sus intereses que la confrontac­ión abierta, algo que no va a pasar desapercib­ido por los votantes socialista­s en los próximos encuentros electorale­s.

Cada día es más evidente que tras las andaluzas habrá crisis de gobierno. Es el otro frente, la convivenci­a interna. El conflicto entre Robles y Bolaños ha estallado y, de momento, el presidente ha ordenado tranquilid­ad para, después del 19-J, zanjar esa batalla. Bolaños goza de la confianza de Sánchez y es su fontanero preferido, pero la ministra es una pieza fundamenta­l y demasiado valiosa como para sustituirl­a. En estas situacione­s, Sánchez siempre opta por lo más cómodo para él.

Simancas ha sido investido «sepulturer­o mayor», fue un mal presagio verle acompañar a Esteban a su comparecen­cia. Habrá que estar atento a quién acompaña de aquí en adelante.

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