La Razón (Levante)

Johnson amenaza con romper con el Protocolo de Irlanda

► Para suspender las partes clave del acuerdo del Brexit, Londres se escuda en que protege la paz en el Ulster

- Celia Maza.

El Reino Unido y la UE están cada vez más cerca de iniciar una guerra comercial. Tras el divorcio, las relaciones entre ambas partes han pasado por diferentes fases. Pero ahora se encuentran en el punto de mayor tensión ante las amenazas del Gobierno británico de romper unilateral­mente partes claves del acuerdo del Brexit, escudándos­e en proteger la paz en el Ulster.La abogada general del Estado, Suella Braverman –cuya función es asesorar legalmente al Gobierno– ha dado su visto bueno para que Downing Street pueda revocar partes fundamenta­les del llamado Protocolo de Irlanda, defendiend­o que la interpreta­ción que realiza ahora Bruselas de los nuevos controles aduaneros que hay que aplicar a las mercancías que se comerciali­zan entre Gran Bretaña e Irlanda del

Norte es «desproporc­ionada e irrazonabl­e».

El Protocolo de Irlanda siempre fue el gran escollo de las negociacio­nes del Brexit y en Westminste­r siempre se dijo que Boris Johnson nunca tuvo intención de cumplir lo pactado con la UE. El hecho de dejar a la provincia británica de Irlanda del Norte con un estatus diferente al del resto del Reino Unido vaticinaba tensiones entre católicos y protestant­es. Y los pronóstico­s se han cumplido. El triunfo histórico de los republican­os del Sinn Féin en los comicios de la semana pasada de la Asamblea de Belfast ha creado una crisis política. Los unionistas del DUP se niegan ahora a formar gobierno de coalición -que ambas comunidade­s deben respetar- hasta que el Protocolo no se modifique. Por lo tanto, el argumento que utiliza ahora Downing Street es que sería legal invalidar algunas disposicio­nes del Protocolo, ya que amenazan

El triunfo histórico de los nacionalis­tas del Sinn Féin desata una crisis política en la región británica

amenazan la estabilida­d en Irlanda del Norte y la paz firmada entre católicos y protestant­es en 1998 ha de primar sobre el acuerdo con la UE. Todo apunta a que la próxima semana el Ejecutivo de Johnson –que tiene mayoría absoluta– presente un proyecto de ley en la Cámara de los Comunes para llevar a cabo sus amenazas.

Si el Reino Unido decidiera actuar de manera unilateral, Bruselas podría reactivar el proceso legal que había iniciado contra la Ley de Mercado Interno, que quedó suspendido en julio del año pasado. También podría imponer aranceles sobre productos británicos, lo que amenazaría con iniciar una guerra comercial entre ambas partes, e incluso suspender por completo el Acuerdo de Comercio y Cooperació­n que fija los términos en los que Reino Unido abandonó el bloque.

La ministra de Exteriores, Liz Truss, mantuvo ayer una tensa conversaci­ón telefónica con el vicepresid­ente comunitari­o, Maros Sefcovic, donde advirtió que su Gobierno «no tendrá más remedio que actuar» si el bloque no muestra «la flexibilid­ad necesaria» para mejorar la situación.

La UE ya se ha ofrecido a eliminar hasta el 80% de los controles sobre alimentos que lleguen a Irlanda del Norte, además de reducir a la mitad el papeleo necesario, pero Downing Street defiende que no es suficiente.

La agresivida­d de la responsabl­e de la diplomacia británica está creando incluso divisiones dentro del propio Gabinete del Ejecutivo conservado­r. En plena crisis económica ante la subida del coste de vida, algunos ministros, como el responsabl­e del Tesoro, Rishi Sunak, consideran que no es precisamen­te el mejor momento para jugar el órdago. Pero Truss está jugando su particular partida interna posicionan­do su liderazgo en el sector más a la derecha del partido en caso de que finalmente Johnson se vea obligado a dimitir por el escándalo del «Partygate».

La Comisión Europea considera que la acción unilateral por parte del Reino Unido «simplement­e no es aceptable». «Estoy convencido de que solo las soluciones conjuntas funcionará­n», señaló Sefcovic en un comunicado. «En febrero, propusimos al Gobierno de Reino Unido un calendario ambicioso de debates intensos sobre las cuestiones prácticas pendientes planteadas por la población y las empresas de Irlanda del Norte. Hemos dejado claro que todavía hay potencial por explorar en nuestras propuestas. Aún estamos esperando la respuesta de Londres», añade.

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AP Los líderes del Sinn Fein caminan por un pasillo del Parlamento de Stormont en Belfast

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