Cómo reducir el dolor de las vacunas
DuranteDurante años se ha creído que el cerebro del bebé no estaba lo suficientemente desarrollado para sentir dolor y que sus reacciones físicas eran meros reflejos. No obstante, hoy sabemos que los bebés son capaces de percibir el dolor, en ocasiones, de forma más intensa que los niños mayores y los adultos e incluso que guarda memoria del dolor.
Por lo tanto, la prevención del dolor es importante no sólo por motivos éticos, sino también por sus consecuencias a corto y largo plazo. Aumenta el riesgo de complicaciones, incrementando los costes de hospitalización, tiene impacto en su desarrollo neurológico, consecuencias en el sueño, el comportamiento y el aprendizaje.
Aun sabiendo que los bebés tienen una respuesta al «pinchazo» cuatro veces más fuerte que los adultos, continua habiendo un gran abismo entre lo que se sabe y lo que se hace. Pensar que el dolor de las vacunas «no es para tanto», y que el bebé se olvidará, no es una forma adecuada de actuar.
Los bebés recibirán alrededor de unas diez inyecciones como medida preventiva ante varias enfermedades antes de cumplir los dos años, por lo que no es de extrañar, que las vacunas sean el procedimiento sanitario doloroso más frecuente a la que son sometidos y es en gran parte el causante de la fobia a las agujas y al rechazo con el sistema sanitario.
Este miedo y dolor a las vacunas, lo podemos atenuar con el empleo de algunas técnicas simples.
Vamos a detallar algunos de los procedimientos que han demostrado científicamente ser eficaces para disminuir el dolor, cabe mencionar que su eficacia es mayor si se combinan varias.
Administrar una solución de sabor dulce por vía oral, como la sacarosa (azúcar), la cual resulta ser más efectiva que la glucosa. Para ello, basta con administrarla dos mililitros, dos minutos antes de proceder a la administración de la vacuna, aumentado su eficacia cuando esta se asocia al empleo del chupete. No debe administrase de forma rutinaria cuando se percibe que el bebé parece encontrarse mal, ya que su efecto analgésico es limitado. Solo se prolonga durante durante unos diez minutos. Además, su administración frecuente, puede ser perjudicial para la salud del lactante.
Otra forma de disminuir el dolor en el caso de que los padres decidan vacunar del rotavirus al bebé, es ofrecer esta vacuna mientras se procede a realizar el pinchazo de otras vacunas, ya que se trata de una vacuna de administración oral e incluye incluye entre sus componentes sacarosa.
No hay que tumbar al lactante sobre la camilla para ser vacunado. Es mejor mantenerlo erguido y sujeto en brazos porque proporciona seguridad, haciendo que disminuya la sensación de dolor.
Destacar que la manera más eficaz para lograr que disminuya el dolor, es la lactancia materna porque se suma la succión, el contacto físico con la madre y el sabor dulce de la leche.
La succión le relaja, calma y tranquiliza, a lo que se une la ingesta de leche, un líquido dulce, que contiene sustancias con propiedades analgésicas naturales, como la beta-endorfina, un analgésico natural que resulta más potente cuanto menor es la edad del lactante. Podemos decir que, el efecto analgésico de la leche materna es superior al de otras intervenciones, como la sacarosa, chupete o los brazos.
El efecto de la lactancia para disminuir el dolor es mayor cuanto menor es la edad del lactante, especialmente durante el primer mes de vida, por lo que resulta ser muy efectivo amamantar durante la realización de las pruebas metabólicas.
En cambio, amamantar durante el acto vacunal, en mi experiencia, resulta más eficaz, cuando el bebé es amamantado un poco antes de ser vacunado. Tras recibirla se le puede poner al pecho. Así, se disminuye el tiempo del llanto del bebé.
En cuanto a los niños más mayores para vacunarlos, podemos utilizar la distracción, como por ejemplo, el empleo de algún juguete. Sobre todo hay que ser muy cautos con el lenguaje empleado, es mejor decir «ahora se la voy a poner» que «ahora le voy a pinchar».
Espero con todo lo dicho hacer oficial el derecho de los bebés y niños más mayores a reducir el dolor mientras se le administra una vacuna.