Carlos de Inglaterra Un rey en prácticas
►El hijo de la reina Isabel II está ejerciendo, poco a poco, de soberano del país cuando su madre no puede
LaimagenrepresentabaLaimagenrepresentaba el comienzo de una transición ordenada y exenta del dramatismo de un duelo. Carlos de Inglaterra, acompañado por su mujer, Camilla de Cornualles, y de su heredero, Guillermo, hacía suyo, frente a diputados y lores, el Discurso de la Reina, el acto central de la apertura de sesiones del Parlamento. Esa es quizá la principal escenificación del poder real y por ello objeto de toda la pompa con que los británicos gustan de adornar sus ceremonias. Mientras leía el texto, preparado por el Gobierno de su majestad para la ocasión, el príncipe de Gales desviaba de vez en cuando la mirada hacia la corona imperial que reposaba junto a él en un cojín como testimonio de la autoridad de su madre y, por tanto, de su condición de sustituto.
El protocolo así también lo advertía: Carlos no llegó a Westminster en una carroza desde el palacio de Buckingham escoltado por la guardia real, ceñida su testa por la espléndida corona y ataviado con el manto de Estado, como habría correspondido a Isabel II si su salud no se lo hubiera impedido. No entró tampoco, como habría hecho ella, por la Puerta del Soberano ni pudo sentarse en el trono real, sino en el de los consortes, de menor tamaño. Sin embargo, su figura, impecable con el uniforme de almirante de la Royal Navy, parecía imbuida al fin de la magnificencia de un rey.
Tras setenta y tres años de espera, su tiempo ha llegado, aun sin que la sucesión parezca cercana. Isabel y sus consejeros han diseñado un paulatino traspaso de competencias que casi ha llegado a su final. Desde 2018, la reina, que acaba de cumplir 96 años, ha ido reduciendo cada vez más su actividad delegando sobre todo en su primogénito actos y viajes oficiales, que suman más de 500 al año.
Su mayor presencia institucio