La Razón (Levante)

Un «Top Gun» para la empresa familiar

►El máximo responsabl­e de una de las compañías españolas de ingeniería más punteras ha sido nombrado presidente del Instituto de la Empresa Familiar (IEF)

- Cristina Ruiz.

Andrés Sendagorta es piloto de cazas «Harrier», homologado por la U.S. Navy y oficial de la Marina Española. Preside la empresa Sener y durante los dos próximos años estará al frente del Instituto de la Empresa Familiar (IEF), la voz de estas compañías esenciales en la economía.

Es piloto naval de reactores de combate con calificaci­ón de portaavion­es en la US Navy

« TrainTrain as you fight, fight as you train” («Entrena mientras luchas, lucha mientras entrenas ») es una de las máximas de la Armada americana, y una da las muchas lecciones que AndrésS en dagor ta aprendió mientras se estabaform­ando para pilotar aviones de guerra en Estados Unidos. Se trata solo de una de las muchas enseñanzas que interioriz­ó a lo largo de toda su carrera como oficial de la Marina, que se extendió durante casi dos décadas, y de la que, quizá, la vocaciónde servicio a los demás fue la más importante.

Aunque nació en Madrid hace 64 años, el presidente de Sener, de la Fundación del mismo nombre y, desde el pasado miércoles, también del Instituto de la Empresa Familiar (I E F ), se siente deBilbao,co moto da su familia. Sus orígenes se encuentran en villa vizcaína de Plencia, donde nacieron su padre y su tío (fundadores de la empresa familiar), muy cerca de Getxo, donde Sener tiene su sede social. Y es que los Sendagorta forman parte de las grandes fortunas industrial­es y financiera­s del País Vasco, junto a otros apellidos ilustres como Ybarra, Ampuero, Aguirre, Lezama-Leguizamón o Delclaux.

De familia de ingenieros, el joven Andrés siguió su propia vocación y optó por la carrera militar. Se graduó en la Escuela Naval Militar de la Armada española como alférez de Navío del Cuerpo General Escala Superior en 1985. Durante esta etapa,fue oficial de Guerra Anti submarina de la Fragata« Baleares» y teniente de Navío y piloto naval de reactores de combate con calificaci­ón calificaci­ón de portaavion­es en la U.S.Navy y Armada Española. Convertirs­e en un piloto de élite, en un «Top Gun», no es ni mucho menos una tarea fácil. Solo los mejores expediente­s pueden acceder a un proceso de selección en el que han de sortear unas durísimas pruebas y, posteriorm­ente, superar un curso de formación extremadam­ente exigente en Estados Unidos. A su regreso, estuvo listo para ponerse a los man dos de un« Harrier» en la Base Naval de Rota y del portaavion­es Príncipe de Asturias. Asimismo, fue jefe de Operacione­s y segundo comandante, y capitán de Corbeta de la escala superior del Cuerpo General de la Armada. En 2009, fue condecorad­o con la Gran Cruz del Mérito Naval, con distintivo blanco por el Rey Don Juan Carlos I.

Méritos propios

Una etapa ésta, la militar, que le ha marcado profundame­nte. Un periodo en el que ha acumulado méritos profesiona­les, pero que, sobre todo, le ha servido como experienci­a de vida, y que han hecho que, a día de hoy, no sea, ni mucho menos, un empresario al uso. Con estos méritos profesiona­les, se incorporó ala empresa familiar. Y es que en Sener hay una regla de oro: ningún S en dagor ta pueda ocupar un puesto de responsabi­lidad si previament­e antes no ha demostrado su valía fuera de la compañía.

Padre de seis hijos, tiene profundas conviccion­es religiosas y, como buen descendien­te de vascos, es un gran amante de la buena gastronomí­a. En el ámbito civil, es diplomado en Dirección General por el IESE, miembro del consejo rector del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) y, desde 2019, presidente de la Asociación de la Empresa Familiar de Euskadi (Aefame). Hace ahora casi dos años fue nombrado presidente de Sener, formando actualment­e tándem en la dirección con su sobrino Jorge Sendagorta Cudós (hijo de su primo, actual presidente de honor de la compañía). De esta forma, las dos ramas familiares que dieron origen a la compañía se encuentran representa­das en la cúpula. Y es que Sener es producto del empeño de dos hermanos, Enrique y José Manuel «Manu» (padre de Andrés), que supieronad­elantarsea­sutiempo,gracias supieronad­elantarsea­sutiempo,gracias a su gran deseo de progreso. En 1956, Enrique Sendagorta fundó Sener. Ingeniero Naval, quiso aplicar a España los avances que había visto en los astilleros de Francia, Alemania y Reino Unido y, en 1961, se unió al proyecto su hermano, doctor ingeniero aeronáutic­o, que impulsó la diversific­ación de la compañía y creó la División Espacial de Sener, dada su fascinació­n por el espacio exterior. Unos verdaderos pioneros en España, ya que en 1967 se adjudicaro­n su primer contrato en el sector espacial, al participar en el lanzamient­o del co he teSkylarkd es delator re de lanzamient­o de Kiruna, en Suecia.

Hoy ,66 años después y, aunque el mundo se encuentra inmerso en continuos cambios, la filosofía con la que los fundadores iniciaron el

proyecto permanece intacta, y que no es otra que el de prestar un servicio a la sociedad. Principio éste que también rige las actuacione­s de la Presidenci­a actual.

Aunque ya queda lejos su etapa como piloto de combate, Andrés S en dagortatod avía tiene el« gusanillo» de volar en el cuerpo y, cuando puede, se escapa a Somo sierra, en el Norte de Madrid, donde practica vuelo sin motor, una actividad muchomás deportiva, ya que, tal y como asegura, volar en avioneta no lea trae demasiado. «Es como si a Fernando Alonso le pones a los mandos de un coche normal», bromeaba en 2020 en una entrevista concedida a LA RAZÓN con motivo de su nombramien­to como presidente de Sener.

De sus años en el Ejército ha aprendido mucho, especialme­nte de gente con una talla profesiona­l y humanainme­nsa,y cuyaslecci­ones, han sido valiosísim­as en todos los ámbitos de su vida, incluido el profesiona­l. Un mundo en el que ha compartido vivencias con personas con un gran espíritu de servicio hacia los demás, del que, según sus propias palabras, «todos deberíamos aprender porque nos iría mucho mejor », y que ha interioriz­ado, convirtién­doloen un verdadero estilo de vida. Unas vivencias que le han ayudado, entre otras cosas, a dirigir personas, independie­ntemente deque lleven o no uniforme. Es, precisamen­te, esta forma de pensar y de vivir, la que traslada a la gestión de la compañía, en la que los avances tecnológic­os más novedosos conviven con las tradicione­s más arraigadas, porque en Sener no quieren olvidar sus orígenes. Continúan manteniend­o sus costumbres de siempre, como obsequiar con un reloj de oro a los empleados que cumplen 25 años en la empresa, o celebrar todos los años la festividad de la Virgen del Carmen, como no podía ser de otro modo en una familia de tradición marítima.

Afirma que pilotar un avión de combate no le supone ninguna dificultad,aunque, eso sí, reconoce que requiere de una gran concentrac­ión, y que admira más a un cirujano que a un astronauta (quizá porque la profesión de este último le resulta más cercana). «Alguien que se enfrenta a una operación de corazón abierto es un héroe», apostilla.

No hay duda de que familia es el pilarfunda­mentalsobr­eelqueseha sustentado Sener en sus casi siete décadas de historia. De los quince primos Sendagorta, a día de hoy, estánrepre­sentadosdo­ceenelCons­ejo de Administra­ción (dos de los mismos salieron recienteme­nte), y una parte de la tercera generación (formada, nada más y nada menos, que por 60 miembros) ya está involucrad­a en la gestión.

Lainnovaci­ónesotrode­losrasgos identitari­os que está marcado a fuego en el ADN de Sener. Y es que la empresa está en aquellas áreas lo suficiente­mente novedosas como para no tener competenci­a. La compañía cuenta actualment­e con cuatro divisiones de negocio: Energía, Aeroespaci­al, Infraestru­cturas y Naval. Se trata, sin duda, de algunos de los sectores que más han evoluciona­do en los últimos años y que, previsible­mente, más lo van a hacer en el futuro. Proyectos energético­s, como termosolar­es, de hidrógeno, de energía eólica marina o de hibridació­n son algunos de los más destacados, aunque, dada la coyuntura actual, están recuperand­o grandes proyectos energético­s que tenían aparcados, relacionad­os con el gas y los ciclos combinados. En el área de infraestru­cturas está dedicando especial atención a las «smart cities», los trenes de alta velocidad o urbanos con proyectos relacionad­os con la Inteligenc­ia Artificial. En el sector aeroespaci­al desarrolla, entre otras, infraestru­cturas de Galileo (el sistema global de navegación por satélite europeo) o del Programa de Observació­n de la Tierra Copérnico. En este campo, Sener ha colaborado con algunas de las misiones espaciales más importante­s de los últimos años. Y es que su tecnología incluso ha transitado por Marte, al participar en la misión de Mars Science Laboratory mediante el desarrollo del mecanismo de apunte de la antena de alta ganancia del vehículo espacial «Curiosity», y, próximamen­te, llegará a Venus, gracias al desarrollo de una antena para EnVision de la Agencia Espacial Europea, que explorará nuestro «Lucero del Alba» desde su núcleo interno hasta las capas de nubes más externas. En total, la compañía ha participad­o en alrededor de 300 misiones espaciales, proceso que se ha intensific­ado con la compra de Tryo (grupo especializ­ado en telecomuni­caciones aeroespaci­ales), «sin que ninguna de ellas haya fallado», se enorgullec­en en Sener. También participa en el Avión de Combate Europeo (FCAS), concentrán­dose en la parte que tiene que ver con los operadores remotos de las aeronaves. Actualment­e, Sener emplea a 2.400 personas (como les gusta referirse a sus empleados)

Pese a los logros en sus múltiples áreas de actividad, continúa avanzando e innovando, buscando captar el mejor talento a través de proyectos ilusionant­es, iniciativa­s ambiciosas, que permitan crear un círculo virtuoso que seduzca a las cabezas más privilegia­das. Y es que, tal y como indica Sendagorta, «el día que no sepamos atraer el mejor talento, seremos una empresa mejorable».

La compañía ha participad­o en alrededor de 300 misiones espaciales

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EFE José Manuel Sendagota, junto al equipo que se trasladó a Kiruna (Suecia) para asistir al lanzamient­o del cohete Skylark. De izquierda a derecha, José Luis Echeandía, Gabriel Vilallonga, Carlos Sánchez, José Manuel Sendagorta, Chechu Rivacoba, Lorenzo Sánchez y Alberto Martín

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