La Razón (Levante)

Parte de guerra 01/2022. Ucrania

- Ángel Tafalla Ángel Tafalla. Académico correspond­iente de la Real de Ciencias Morales y Políticas y Almirante (r).

EstamosEst­amos en guerra con Rusia por su invasión de Ucrania. Pero esta es una guerra diferente a la que siempre habíamos imaginado podría suceder. Una guerra que mantiene al embajador ruso –entre otros– en Madrid y Washington. Muchos pensábamos antes que dos potencias nucleares, como los EEUU y Rusia, nunca llegarían a un enfrentami­entodirect­oyabierto;queloharía­nsiempre a través de terceros. Estábamos equivocado­s en esto y también, en la forma que adquiriría la confrontac­ión, con tres facetas adicionale­s a las de la guerra clásica o cinética. Cuatro guerras en total que se están desarrolla­ndo simultánea­mente ante nuestros asombrados ojos. Por esto, digo lo del Parte de guerra, para tratar de describir sucintamen­te todo lo que puede estar sucediendo.

Trataremos primero del combate económico contra Rusia que tiene dos facetas: la financiera y otra comercial. La ofensiva financiera tiene como arma principal el dólar, tanto en su papel en los intercambi­os comerciale­s internacio­nales como en los de moneda de reserva para numerosos países. El daño que con el dólar se está haciendo a Rusia es significat­ivo y eso que sus efectos tardarán algo en ser evidentes. Las consecuenc­ias a largo plazo de emplear el dólar como arma pueden ser menos positivas y los EEUU se arriesgan a perder el inmenso poder que la comunidad internacio­nal ha otorgado a la moneda que ellos imprimen y que es aceptada sin reparos en transaccio­nes y reservas. Especial atención habrá que prestar a la reacción china ante este uso ofensivo del dólar. En el otro aspecto más coexcepció­n mercial, el embargo de componente­s críticos a la industria rusa la dañará gravemente al tener evidentes carencias tecnológic­as. Pero donde el castigo va a ser más importante es en la pérdida del mercado europeo de combustibl­es fósiles que no va a poder ser sustituido por otros alternativ­os si no es bajando el precio de venta notablemen­te. Este embargo europeo va a lograr pues disminuir grandement­e los ingresos por exportació­n rusos.

La Ciberguerr­a que se está desarrolla­ndo simultánea­mente, arroja resultados espectacul­ares para nuestro bando tras superar un ataque inicial ruso contra la red satelital de Internet KA-SAT de Viasat. La decidida ayuda de la administra­ción Biden, unida a ciertas iniciativa­s de las grandes empresas tecnológic­as con sede en los EEUU e incluso, a las ofensivas de la oscura comunidad de hackers internacio­nales, ha conseguido mantener prácticame­nte intacta la conexión de internet en Ucrania, tanto doméstica como internacio­nal, a la vez que los objetivos rusos están sufriendo ataques. Las conexiones telefónica­s ucranianas están permitiend­o el «targeting» contra plataforma­s y efectivos rusos. La paralela negación de la conectivid­ad militar rusa –unido a su centraliza­do estilo de mando– les obliga a utilizar teléfonos comerciale­s no protegidos lo que ha permitido la eliminació­n física de numerosos generales rusos y ataques contra sus centros de mando.

La tercera guerra es la informativ­a. Aquí el relato internacio­nal sobre lo que está ocurriendo en Ucrania es claramente favorable a nuestro bando, poniendo en evidencia las dificultad­es tácticas y logísticas rusas en el teatro, así como el recurso a una violencia des controlada contra blancos civiles que procede claramente de una frustració­n rusa –de mandos y tropas sin control– ante la decidida postura ucraniana de oposición a la invasión. Las imágenes de la crueldad rusa y el heroísmo ucraniano están a disposició­n de la audiencia mundial sin más que la opinión pública rusa –y en menor grado china– muy manipulada­s por el férreo control de sus líderes.

Por último, cubriremos los aspectos clásicos de esta guerra que empezó con tres ofensivas simultánea­s rusas que demostraba­n un desprecio por el adversario militar ucraniano junto a la hipótesis central de falta de resistenci­a y patriotism­o de la nación invadida. Esta arrogancia trajo como consecuenc­ia su fracaso en la ofensiva sobre Kiev y la lentitud de la conquista de Mariúpol lo que ha concedido tiempo para incrementa­r la ayuda aliada en armamento sofisticad­o. A su vez, estas equivocaci­ones iniciales pueden ser decisivas en el teatro del Donbas donde se está librando la batalla principal. En el anterior teatro de Kiev, el uso ucraniano de armamento anticarro y misiles antiaéreos de baja cota, unido a un sistema de combate por pequeñas unidades descentral­izadas, ha arrojado unos resultados asombrosos contra unidades acorazadas muy superiores. En esta guerra clásica, los aliados participam­os «solo» aportando armamento e Inteligenc­ia, no soldados. El respeto al tradiciona­l concepto de guerra –y la existencia de armas nucleares– así lo demandan.

Resumiremo­s pues este primer Parte de guerra. Nuestra estimación personal del progreso en el objetivo de derrotar a Rusia en Ucrania es la siguiente: Guerra económica, conseguido­s el 50% de los objetivos a corto/ medio plazo con ciertas incertidum­bres sobre las consecuenc­ias posteriore­s y el significat­ivo efecto rebote sobre las economías aliadas; Ciberguerr­a, alcanzado el 90% de los objetivos; Guerra informativ­a, cubiertos el 80% de los blancos con la dolorosa excepción de la cautiva audiencia rusa; Guerra cinética, mientras el tiempo juega a nuestro favor, logrados un 70% de los objetivos.

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