Que viene el mono
HestonmaldiciendoalaHestonmaldiciendoala humanidad en la orilla del mar con la libertad semihundida.Era el final de nuestro mundo, un pavor entechnicolorquedejabaelcuerpo cortado cuando arrancaban los títulos de crédito y acababa la película.Desdeentonces,biennoshemos ganadoquelosmonosnosmanden y nos metan entre rejas, como nosotros a ellos. Esta viruela mona llega con la pandemia covid en alza aunque ya ni las mascarillas ni la vergüenza nos tapen la cara. Para rellenar horas de televisión, nada mejorqueestehorrormedievalque ya ha anunciado el malo malísimo de Simón, que ha vuelto a la actualidad cuando nadie le esperaba. Nadaquetemereslaconsigna,todo bajo control, es decir, que podemos esperarnos lo peor y que esto del
Somos tan simios como hace miles de años y nada ha cambiado
mono y las pupas va en serio. Esperemos que no sea así, que sólo sea otra cortina de humo para hacer el juego del trampantojo que oculta la vía de agua entre el Gobierno de Sánchez y los suyos. Una buena epidemia tapa la soledad y el fracaso de una coalición que pide la hora con la boca cerrada.
Desmond Morris, al dejarnos sin ropa en su libro, nos sacó los colores hace más de cincuenta años con su «Mono Desnudo». La gente se miraba por la calle con cautela, pensando que su vecino le iba a robar los cacahuetes y se metía en la cama temiendo ser poco más que un chimpancé con cara de listo. Inventamos la bomba, el rock and roll y el Ferrari, pero la genética no nos iba a dejar tranquilos para la eternidad.
Somos tan simios como hace miles de años y nada ha cambiado. Para nuestro ego sería mucho peor morirnos por esto del mono que por un bombazo de Putin, porque se supone que para algo bajamos de los árboles, para no matarnos con una quijada los unos a otros, para olvidarnos de que una vez fuimos monos.