La Razón (Levante)

El regreso de un Rey

«La situación durante estos años ha sido muy dura e injusta para alguien que ha dedicado su vida al servicio de España»

- Francisco Marhuenda

TrasTras casi dos años, Don Juan Carlos regresa a su país. No ha sido un exilio, sino una decisión inteligent­e para apartarse del foco mediático mientras se aclaraba su inocencia. Es el comienzo de una nueva etapa que debería estar marcada por la normalidad. La expectació­n es lógica, aunque no lo son las críticas demagógica­s de la izquierda antisistem­a y populista. Durante este tiempo se han dicho muchas mentiras en su contra, pero también tergiversa­ciones y exageracio­nes sobre muchas cuestiones que son fruto de una frivolidad infinita. Ha pagado muy caro los errores que cometió, pero nada que ver con las cosas que hemos leído o escuchado. No existía ningún fundamento jurídico como se ha comprobado en Suiza y en España. Ahora queda un tema menor de carácter civil en Gran Bretaña que no tiene ningún sentido más allá de una impresenta­ble venganza de Corina por cuestiones sentimenta­les. No creo que los británicos aceptaran un disparate de estas dimensione­s contra su rey. La situación durante estos años ha sido muy dura e injusta para alguien que ha dedicado su vida al servicio de España.

¿Merecía los insultos, mentiras y ataques que ha recibido? Es cierto que cometió el error de aceptar el regalo de su amigo el rey de Arabia, uno de los hombres más ricos del mundo y que le considerab­a como un hermano, para que pudiera vivir con libertad económica durante la etapa final de su vida, alejado de las labores al servicio de Estado. Fue una decisión humana y comprensib­le, aunque haya quien se escandalic­e o la cuestione. No era más que un regalo, pero se ha hablado frívolamen­te de comisiones y otras prácticas que era imposible que fueran ciertas. Nunca las habría aceptado. Es no conocer a un hombre cuya trayectori­a ha estado marcada por el servicio a su patria. Tuvo que asumir numerosos sacrificio­s desde que llegó a España siendo un niño para ser educado en un entorno de gran hostilidad contra su padre, el rey legítimo que no pudo reinar. Hizo las regulariza­ciones fiscales para cumplir con sus obligacion­es, como muchos españoles en circunstan­cias similares. Su otro error fue confiar en una mujer que nunca mereció su afecto. Lo ha pagado muy caro, pero para la Historia siempre será un gran rey.

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