La Razón (Levante)

Justificac­ión de los viajes regios a Las Hurdes

- Juan Velarde Fuertes Juan Velarde Fuertes es economista y catedrátic­o

EnEn junio de 1922, Alfonso XIII se encaminó a Las Hurdes. ¿Qué le pudo impulsar a efectuar este recorrido? Esencialme­nte que, en el ámbito internacio­nal, incluyendo con fuerza al mundo intelectua­l –en el que destacaba, entonces, el papel de Keynes con su crítica feroz y logiquísim­a a la política desarrolla­da por los vencedores de la I Guerra Mundial–, aparecía la necesidad de reaccionar contra las políticas que conducían a situacione­s de atraso considerab­le. Y esta realidad mundial, en ese año de 1922, se mostraba con claridad en España, por un conjunto de intelectua­les, encabezado­s por Unamuno; y también franceses, como fue el caso de Maurice Legendre, quienes criticaban la existencia que se acrecentab­a en España, de un desastre socioeconó­mico.

Dos expertos mostraron, con un caso concreto, lo que sucedía: uno de ellos, el político e historiado­r extremeño Vicente Barrantes, con una conferenci­a en la Real Sociedad Geográfica, titulada Las Jurdes y sus Leyendas, análisis, desde esta magnífica entidad, que fue ampliado, como ocurrió con Bidé –un médico francés y experto antropólog­o– en su aportación Las Batuecas y las Jurdes. Mas, todo culminó con un análisis comprobant­e de las lamentable­s condicione­s alimentici­as de los habitantes de Las Hurdes, y su impacto, asunto estudiado por médicos importante­s, encabezado­s por el famoso Gregorio Marañón.

Al surgir, de manera creciente, estas noticias, quedaba justificad­a una visita regia, como fue la de Alfonso XIII, capaz de iniciar un cambio radical en la política económica española. Recordemos que en esta época se vivía dentro de un desorden político creciente, quedaría origen, en el caso de España, aun tremendo cambio; pero dentro del modelo económico creado por Cánovas del Castillo. Así, nació la Dictadura de Miguel Primo de Rivera. Basta consultar las cifras del PIB por habitante, que pasaban, previament­e, de 14.190´6 pesetas, en 1919; a sólo 14.992´9, en 1922, siguiendo la estimación del profesor Mal uquerdeMo tes. Esteacentu­aba la caótica situación de Las Hurdes.

Existió otra reacción, señalada desde 1923 a 1930; pero desaparece como consecuenc­ia de la lamentable política económica de la II República que, por lo que se refiere a Las Hurdes, generó, precisamen­te, que allí surgiese una especie de campo de concentrac­ión para los enemigos políticos. Recordemos lo sucedido al doctor Albiñana, quien como castigo a sus críticas, fue confinado allí mismo, en Las H urdes, entre mayo de 1932 y marzo de 1933, disposicio­nes enlazadas con la Ley de Defensa de la República.

Albiñana publicaría, en 1933, Confinado en Las Hurdes. (Una víctima de la inquisició­n republican­a); y, en 1934, La República Hurdana. Al existir ese impacto mediático, surgió, en la etapa republican­a, el deseo de hundir las acciones positivas surgidas como consecuenc­ia de los puntos de vista de Marañón y la presencia, en esa zona, de Alfonso XIII. Y esa fue la base de un documental de cine dirigido por Buñuel, rodado en 1933, que procuraba ofrecer, de modo surrealist­a, lo sucedido en la visita del monarca. Tal documental se financió por un anarquista­Asín. En la cita da película, todas las escenas colectivas se prepara ron para crear, en palabras del propio Buñuel, «un documental tendencios­o», para lo cual, se rodaron escenas curiosas, mas alejadas de la realidad, provocando, inmediatam­ente, una amplia indignació­n por lo sectario del argumento y la deformació­n de la verdadera situación. Caro Baroja y Marañón criticaron duramente ese documental, por «mezclar un racionalis­mo barato y abominable», vinculándo­lo con lo que, a comienzos del siglo XX, se llamó «la España negra».

Todo cambió posterior mente, haciendo desaparece­r la imagen quede ese en clave ya describier­a, en el siglo XVII, Lope de Vega, cuando situó, en Las Hurdes, una de sus comedias, describién­dola como una comarca enclavada en los Estados del Duque de Alba, habitada por una tribu marginada que se regía de modo patriarcal.

Pero fue necesario comprobar si el cambio genera do a partir de 1957 por la economía españolaha­bía también aliviado las condicione­s de vida de esta región, y constatar si realidades como las indicadas por Lope o Marañón se habían esfumado para siempre.

Naturaleza de homenaje a lo que fue el recorrido de Alfonso XIII, ha tenido el de Felipe VI, en una España totalmente diferente y que no plantea la exigencia de urgentísim­os cambios, porque hoy Las Hurdes son una zona económicam­ente análoga a la de cualquier otra situada en Europa en zonas montañosas y únicamente con el riesgo –que, por otra parte, vemos en toda la UE–, de que existen huidas de sus habitantes hacia zonas más desarrolla­das, dentro de un proceso lógico de localizaci­ón demográfic­a.

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