Tocar la guerra
DuranteDurante tres días de esta semana, del miércoles al viernes, el secretario vaticano para las Relaciones con los Estados, cargo equivalente al de ministro de Asuntos Exteriores, ha visitado Ucrania. El arzobispo Paul R. Gallagher, después de haber contemplado las horrorosas fosas comunes de Bucha y de otras ciudades como Vorzel e Irpen, ha declarado: «No es lo mismo ver la guerra por televisión que tocarla en la realidad». Al mismo tiempo, declaró su conmoción ante el «sufrimiento de los refugiados que han tenido que dejarlo todo y esto es realmente difícil porque la mayoría son mujeres, niños y jóvenes».
Asimismo, el diplomático vaticanoadvirtiódelpeligrodeque la comunidad internacional, cerca ya de los cien días de la invasión rusa, comience a sentir, hastío o cansancio ante las noticiasquellegandeUcrania.«Desgraciadamente en todos los conflictos aparece el cansancio incluso en el apoyo a un pueblo en dificultad. El cansancio llega también por el hecho de que no se encuentra una solución, de quelascosascontinúandurante un largo tiempo».
Gallagher ha mantenido encuentrosconlosmásaltosrepresentantes de la iglesia católica ucraniana y con su homólogo el ministro de Asuntos Exteriores Dmytro Kuleba. En la conferenciadeprensaposteriorrecalcóla total disponibilidad de la Santa Sede para favorecer los coloquios que lleven a una negociación que pueda desembocar en un final pacífico del conflicto. Francisco lo ha repetido hasta la saciedadynocejaensuempeño de hacer callar el estruendo de las armas. «La guerra –ha dicho– es una locura y un fracaso de toda la humanidad». Por lo tanto no podemos resignarnos a contemplar plácidamente en nuestro diván las imágenes de una guerra no tan lejana de nuestrasfronterasyentodocaso bárbara e inhumana.