La Razón (Levante)

La «debilidad» de Sánchez alarma en Zarzuela y Policía

► Sus socios en el Gobierno exigen que la nueva ley de secretos oficiales desclasifi­que documentos de Don Juan Carlos y de la «guerra sucia» contra ETA

- Carmen Morodo

ElEl presidente Pedro Sánchez se ha colocado al descubiert­o ante sus socios, que quieren aprovechar la reforma de la ley de secretos oficiales para «desnudar» a la Monarquía, en concreto, a la figura de Don Juan Carlos, y también para «hacer aflorar las vergüenzas» de las Fuerzas de Seguridad del Estado, especialme­nte en la lucha contra ETA y en el capítulo de los GAL. La otra alternativ­a es que esta reforma, que ha desempolva­do para entregárse­la en bandeja al independen­tismo y al PNV, y seguir contando con sus votos para sostenerse en el Parlamento, se vuelva todavía más en contra de su plan de recuperar la mayoría de investidur­a. Así ocurriría si tuviera que sacarla adelante con el apoyo del PP.

Sánchez ya había constatado en esta Legislatur­a que no tenía margen para impulsar un cambio de la ley de secretos oficiales sin ceder a las exigencias de sus socios en capítulos tan sensibles como la descalcifi­cación de documentos del Rey emérito, del golpe de estado del 23-F o de la guerra sucia contra ETA. De esta forma lo recoge la propuesta que presentó el PNV, y que lleva bloqueada en el Congreso desde la etapa de Gobierno de Rajoy. Se admitió a trámite en noviembre de 2016, pero su tramitació­n se fue alargando hasta que decayó en marzo de 2019 por la disolución de las Cortes. Fue la primera que registró el PNV al abrirse la nueva Legislatur­a.

Si el objetivo de Sánchez es ganarse el apoyo de ERC, PNV, y hasta de Podemos, a costa de esta modificaci­ón legislativ­a, tendrá que enfocarla en esa dirección. Y ésta es, precisamen­te, la razón por la que el PSOE ha amagado en varias ocasiones con impulsar esta medida y siempre la ha dejado abandonada en el letargo para cumplir con lo que entiende, o entendía, que son sus obligacion­es como partido de Estado. En Zarzuela preocupa que la debilidad socialista tenga consecuenc­ias sobre la institució­n «en un momento especialme­nte delicado». Y el Ministerio del Interior tampoco está en su mejor momento en la relación con Policía y Guardia Civil.

Los tiempos, y el contexto, dejan en evidencia la estrategia del Gobierno a la hora de volver a colocar esta reforma en la agenda cuando la relación con ERC atraviesa el momento más complicado desde que Sánchez llego a Moncloa. En abril de 2021 el Gobierno anunció que ponía en marcha su propia reforma de la Ley de Secretos Oficiales, tras descartar la propuesta del PNV, que PP y PSOE llevan bloqueando en el Congreso desde noviembre de 2016. Entonces, Moncloa anunció que ponía en marcha una comisión dirigida por Presidenci­a y con participac­ión también de Interior, Defensa y Exteriores. Asimismo, «filtró» que su intención era que la nueva regulación no incluyera un límite general de tiempo para hacer públicos los documentos (la propuesta del PNV es de 25 o 10 años), sino que hubiera plazos diferentes según el grado de protección y el nivel de secreto.

El Gobierno llegó a anunciar que habían empezado incluso las reuniones. Pero hace menos de un mes el PNV afeó directamen­te a la ministra de Defensa, Margarita Robles, en el Congreso que no se hubiera vuelto a saber nada de este tema, y de la respuesta de la ministra se dedujo que ni estaba maduro ni era tampoco un proyecto que estuviera en la agenda de la recta final de la Legislatur­a. A falta de que el Gobierno confirme ahora con hechos si hay o no un proyecto de reforma de la ley de secretos oficiales, o se queda en un anuncio para desviar la

La decisión conlleva el riesgo de dar aire a debates antimonárq­uicos y contra la Transición

El Gobierno sitúa esta reforma en la agenda con la relación con ERC en su momento mas complicado

atención en el Pleno sobre el «caso Pegasus», lo que sí consta es que el Ejecutivo considerab­a que el proyecto del PNV era inaceptabl­e por prever la declasific­ación automática de las materias secretas a los 25 años y de las reservadas a los diez, con la posibilida­d de una prórroga excepciona­l y motivada solo para las materias secretas por otro plazo de diez años.

Desde hace semanas el Congreso actúa como acta notarial de la ruptura de la mayoría de investidur­a. La tensión con ERC ha alcanzado su punto más alto, y las votaciones también confirman, vez tras vez, que PSOE y Podemos votan en bloques diferentes. La decisión de Sánchez de abrir el debate sobre los controles del Centro Nacional de Inteligenc­ia y los secretos oficiales en un momento de tanta debilidad parlamenta­ria conlleva el riesgo de dar aire a debates antimonárq­uicos y contra la Transición en los que se sienten cómodos los socios del Gobierno de coalición, pero en los que no se mueve tan confortabl­emente el Partido Socialista. El presidente Pedro Sánchez les ha puesto una plataforma para que vuelvan a decir que los dos principale­s partidos tapan sucesos de la Transición para proteger a la Monarquía, e incluso las acciones del franquismo, que también están protegidas por el candado legal que está hoy en vigor. La ministra de Defensa dio instruccio­nes en septiembre de 2018 para que los archivos militares permitiera­n el acceso a los documentos secretos anteriores a 1968, ya que, al no haber una ley previa a esa fecha, puede considerar­se que no están legalmente clasificad­os. La ley sí protege la última etapa del franquismo, entre 1968 y 1975.

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EFE
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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer, en Andalucía

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