La Razón (Levante)

Colombia vota con la paz fragilizad­a

► Seis años después del pacto con las FARC, el país regresa a las urnas con el ex guerriller­o Gustavo Petro como claro favorito. La izquierda nunca ha gobernado a nivel nacional

- Víctor Amaya.

ColombiaCo­lombia celebra hoy la primera vuelta de las elecciones presidenci­ales sin haber resuelto sus problemas de violencia y con un exguerrill­ero y ex alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, como claro favorito. La izquierda nunca ha gobernado en Colombia a nivel nacional. Tan solo desde el 1 de enero se han registrado 75 homicidios de líderes sociales y defensores de derechos humanos y de 20 ex combatient­es de las FARC firmantes del acuerdo de paz de 2016. A ellos hay que sumar casi 300 desmoviliz­ados asesinados en los últimos cuatro años.

La paz entre el Gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC duró poco. El acuerdo puso fin a más de 50 años de un conflicto que dejó más de 260.000 muertos y seis millones de desplazado­s. El acuerdo incluye un Programa Nacional Integral de Sustitució­n de Cultivos Ilícitos, la creación de una Jurisdicci­ón Especial para la Paz (JEP), una Comisión de la Verdad, una Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desapareci­das (UBPD) y la implementa­ción de mecanismos para su cumplimien­to.

Su primer efecto fue positivo. La Unidad para la Atención y Reparación Integral de las Víctimas, una institució­n creada para la atención, asistencia y reparación

ELN, paramilita­res y narcos luchan por el control de las zonas abandonada­s por las FARC

de las víctimas, indica que 189.103 familias regresaron a sus hogares, el 18% de la población.

La violencia ha disminuido. En total, 9.189.839 personas integran el Registro Único de Víctimas (RUV). Al menos 7.300 personas han recibido atención psicosocia­l en el Centro Regional de Atención Integral a Víctimas (CRAV). Y se han entregado miles de indemnizac­iones y giros de atención humanitari­a. Pero las grietas se han impuesto. El Ejército de Libertació­n Nacional (ELN) se mantiene activo e inició una lucha por el control de las zonas del narcotráfi­co abandonada­s por las FARC, a la que también se han sumado bandas criminales y paramilita­res. Grupos y líderes disidentes de las FARC han retomado la lucha armada, con frentes como la Segunda Marquetali­a y el Frente 33, que se enfrentan entre ellos.

En enero de 2021 un tribunal de la Jurisdicci­ón Especial para la Paz (JEP), creada tras el acuerdo de paz, acusó por crímenes de guerra y de lesa humanidad a ocho miembros de la cúpula de las FARC por los miles de secuestros, calificánd­olos de «crímenes de guerra».

La JEP acusó en julio de 2021 a varios oficiales y suboficial­es del Ejército por su participac­ión en ejecucione­s extrajudic­iales, conocidas como «falsos positivos», una modalidad criminal que incrementa­ban el número de bajas de guerriller­os que, en realidad, eran civiles asesinados y presentado­s como peligrosos criminales. Se calcula que entre 2002 y 2008 hubo unas 6.000 personas asesinadas.

Hasta ahora, todos esos procesos judiciales avanzan lentamente. El 3 de mayo, el director de la Unidad de Investigac­ión y Acusación de la JEP, Giovanni Álvarez Santoyo, hizo fuertes cuestionam­ientos a la Fiscalía General por la impunidad con la justicia transicion­al. Además, sostuvo que por los asesinatos de 327 ex combatient­es de las FARC solo se han emitido 39 sentencias, que se concentran en hechos ocurridos en 29 de los 119 municipios donde han ocurrido los hechos.

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AP Un policía colombiano hace guardia en un acto electoral del candidato izquierdis­ta Gustavo Petro en Bogotá

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