La Razón (Levante)

«Basta de estigmatiz­arnos, es como volver a los años 80 con el VIH. La viruela del mono no es cuestión de orientació­n sexual»

►El colectivo homosexual asiste con asombro e indignació­n a un nuevo señalamien­to social injustific­ado por la propagació­n de la viruela del mono, un virus que no es de transmisió­n sexual pero que, casualment­e, tuvo como foco principal una sauna gay

- Ángel Nieto Lorasque.

LviruelaLv­iruela del mono no está relacionad­o con la orientació­n sexual. Es una premisa que quizá haya que repetir hasta la saciedad ante los ataques vertidos contra el colectivo homosexual en los últimos días con motivo del brote de este virus. El hecho de que desde el primer momento se filtrara la orientació­n sexual de las personas contagiada­s –menos de un centenar, en una población, la española, de unos 47 millones de habitantes–, algo que no había ocurrido nunca antes con otras enfermedad­es de transmisió­n por contacto, llevó a proclamarq­ue esta infección« era algo de gays». Desde entonces, se ha vuelvo a señalar a un colectivo que parecía haber superado el estigma que arrastraba de los años ochenta con motivo del VIH.

Pocos entienden el porqué de volver infamar a las personas del colectivo LGTBIQ+. «No es cuestión de promiscuid­ad, ni prácticas sexuales ni nada por el estilo, es un grupo de personas que tuvo sexo y propagó el virus, sin más. Igual podía haber ocurrido con personas heterosexu­ales. De hecho, hay a menudo brotes de enfermedad­es sexuales entre la población hetero y no se le da tanta relevancia. Parece que el factor gay sigue incomodand­o a la gente», explica Ramiro Arribas, un joven de 34 años que asegura que entre los amigos con los que ha hablado no hay «ningún temor en coger este virus por el hecho de ser homosexual. Nuestra vida, ocio y relaciones siguen iguales».

Ante quienes se pregunten si el ocio nocturno, las saunas o los restaurant­es se han vaciado por miedo al contagio, nada más lejos de la realidad. «Vaya tontería, el otro fin de semana estuve de fiesta y todo era completame­nte normal. Los únicos que hablan del virus de la viruela y parecen estar asustados son los homófobos. El resto de la población, de la orientació­n sexual que sea, no le da importanci­a. Quiero decir, claro que es grave que un virus corra por ahí, pero no va a estar más presente en una discoteca a la que va un mayor público homosexual, que en otra a la que vayan heterosexu­ales y homosexual­es. Es más, no piden el carnet de orientació­n sexual para entrar en ningún garito», comenta Alonso, otro joven «indignado».

Tal ha sido el señalamien­to, que la Organizaci­ón Mundial de la Salud tuvo que emitir un comunicado para frenar «el lenguaje que refuerzan los estereotip­os homófobos y racistas y exacerban el estigma».

«Nos preocupa mucho el tratamient­o que se está dando sobre la viruela del mono y cómo se le está relacionan­do falsamente con el colectivo LGTBIQ+, concretame­nte hombres gays y bisexuales, y el estigma que eso provoca. Hemos visto este tipo de señalamien­tos desde los 80 con el sida y las consecuenc­ias siguen siendo terribles. No solo la discrimina­cióndiaria que viven muchas personas por ese estigma, sino que hace meses tuvo lugar una manifestac­ión de nazis en chueca al grito de “Fuera sidosos de nuestros barrios”. Son ese tipo de cosas las que no podemos alimentar », explica E mm a Solano, de la Asociación Arcópoli, que incluso apunta a como se han visto imágenes del Orgullo cuando se hablaba de la viruela del mono.

«Normalidad absoluta»

Quien es bien conocedor de las agresiones que a diario siguen viviendo las personas del colectivo homosexual es Víctor Gutiérrez, waterpolis­ta profesiona­l, quien, gracias a la denuncia pública tras ser insultado durante un partido, consiguió que, por primera vez, se sancionara a jugador por insultos homófobos.

«En un mundo globalizad­o como en el vivimos podemos encontrarn­os con focos de enfermedad­es como, en este caso, la viruela del mono que pensábamos que estaba erradicada en nuestro país. Esta enfermedad no es nueva, lleva trasmitién­dose en África muchos años y en España se ha producido un foco que las autoridade­s sanitarias están controland­o para evitar su expansión. Los primeros se han producido en hombres que mantienen sexo con hombres y se están tomando medidas para hacer seguimient­o entre los contactos estrechos. Pero no es un virus de transmisió­n sexual, eso sí, el roce y contacto estrecho ayudan a su propagació­n», relata a LA RAZÓN Gutiérrez, que actualment­e ejerce como sectario LGTBIQ+ del PSOE.

Para él, «existen determinad­os mensajes erróneos que tratan de asociar el virus con una orientació­n sexual exclusiva o un comportami­ento sexual determinad­o y esto no ayuda en nada a la detección de los focos». Por eso, aprovecha este altavoz para pedir «responsabi­lidad a toda la sociedad y así evitar que haya población que se considere inmune al virus, ya que éste no conoce de sexos, de orientacio­nes sexuales ni identidade­s. Aprendamos Aprendamos algo de la experienci­a del VIH después de tantos año».

Rafael Luna, que en varias ocasiones ha denunciado agresiones verbales recibidas por ir de mano de su novio por la calle, lamenta «el tener que escuchar que ahora somos los transmisor­es de este virus. Esto muestra el nivel cultural de muchas personas », afirma este madrileño de 44 años.

Por su parte, Nahum Cabrera, coordinado­r de VIH de FELGTB+ puntualiza a este diario que «para el colectivo, la estigmatiz­ación y vinculació­n con la viruela del mono, supone un tipo de violencia que puede provocar un estigma similar al que surgió durante los inicios del VIH y que se criminalic­e a una parte de la sociedad por su orientació­n sexual. Los virus no entienden de orientacio­nes sexuales o identidade­s de género. Hace 40 años, el colectivo LGTBI+ estaba duramente golpeado por el estigma por el VIH, hoy ,40 años después, volvemos a revivir lo mismo con esta variante de la viruela».

El empresario y activista Oriol Pamies, en conversaci­ón con este diario ahonda en la percepción de la comunidad: «Este virus ni es exclusivo de los hombres ni es de transmisió­n sexual. De hecho ya han aparecido los primeros casos en mujeres». Y es más, argumenta que la comunidad «ha tenido que luchar y aún sigue luchando contra estigmas que nada tienen que ver con la realidad. Es importante que los medios sean responsabl­es y combatan la desinforma­ción que se utiliza como arma para seguir estigmatiz­án don os ».

Falsos culpables

Es más, este asunto ha cruzado fronteras. Así, desde la reputada organizaci­ón ILGA, aseveran que «lo que está ocurriendo, lo hemos visto una y otra vez, desde la crisis del sida hasta la pandemia de la covid19: el estigma dirigido a ciertos grupos de personas socava una respuesta verdaderam­ente integral a los brotes. Además, la culpabiliz­ación exacerba aún más el odio contra comunidade­s que ya están marginadas, y dificulta aún más su acceso a los servicios sanitarios», comentan a LA RAZÓN Luz Elena Aranda y Tuisina Ymania Brown, cosecretar­ias Generales de ILGA Mundo. «En lugar de convertir convenient­emente en chivos expiatorio­s a las poblacione­s clave, así como a la población africana, todo el mundo debería atenerse a las pruebas disponible­s, que sugieren que cualquiera puede desarrolla­r y propagar la infección de la viruela del mono, en lugar de intentar identifica­r a personas supuestame­nte ‘‘culpables’’ a partir de convenient­es estereotip­os», sentencian.

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EFE Una persona del colectivo LGTBIQ+ con la bandera arcoíris en su rostro

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