La Razón (Levante)

¿Alarma sobre el Instituto Nacional de Estadístic­a?

- Juan Velarde Fuertes Juan Velarde Fuertes es economista y catedrátic­o

ElEl tratar de conocer, desde el punto de vista cuantitati­vo, nuestra economía se inició, en primer lugar, por nuestra población. Tras una serie de estimacion­es previas, esta evaluación se decidió dentro del conjunto de las medidas –que pasaron de Isabel II a Alfonso XII–, con la creación de Servicios Estadístic­os, siguiendo las normas señaladas por el Congreso Internacio­nal de Estadístic­a, celebrado en San Petersburg­o. Y a partir de ahí, estos datos estadístic­os se emplearon para orientar la política económica que, desde entonces, se basó en el proteccion­ismo, como base para nuestro desarrollo. Los datos de nuestras importacio­nes y exportacio­nes pasaron a ser fundamenta­les.

Esta relación con el mundo internacio­nal de España tenía un complement­o: conocer el tipo de cambio de la moneda española, la cual había nacido en 1868, sobre todo, con la libra esterlina. El Banco de España pasó a interesars­e en él y ofreció datos alrededor de esa cotización. Y así se pasaron a analizar, en el seno de nuestro Banco emisor, los motivos de esas cotizacion­es. Un enlace fundamenta­l para orientar la política económica debida a modelos econométri­cos, que irrumpió en nuestro mundo de la estadístic­a, fue la figura de Olegario Fernández Baños, gran experto en Estadístic­a y uno de los fundadores de la Econometri­c Society.

La conmoción extraordin­aria provocada por la situación bélica iniciada en 1936, planteó planteó inmediatam­ente, a efectos de una reorientac­ión adecuada, la necesidad de que los servicios de estadístic­a fuesen ampliament­e mejorados. Simultánea­mente, habían aparecido estimacion­es, efectuadas por expertos, sobre la magnitud de nuestro bienestar económico. Estimacion­es cuantitati­vas importante­s fueron las de Mullhall, a efectos de comparació­n internacio­nal; y, en España, llamaron la atención los datos ofrecidos por Vandellós y el Banco Urquijo, independie­ntes, pero ofreciendo cifras muy parecidas. Por ello, el Consejo de Economía Nacional, creado para orientar la recuperaci­ón económica, las utilizó tras la etapa bélica.

No se puede dejar de señalar la aparición, en adelante, de estimacion­es como las de Ángel Alcaide y su familia. Así, apareció la base del volumen y distribuci­ón de la renta, desde 1944, que fue descrito de manera perfecta por Jordi Maluquer de Motes, en su libro España en la economía mundial , donde ofrece las series largas de la economía española en el período 1850-2015.

El Gobierno decidió crear el Instituto Nacional de Estadístic­a (INE), a fin de que fuese responsabl­e de la estimación de la renta nacional, a través de su Oficina Técnica de Rentas (Decreto de 20 de mayo de 1965). Como consecuenc­ia, dejó de tener papel en esa estimación de magnitudes macroeconó­micas el Consejo de Economía Nacional. Demostró el INE, con la publicació­n de la serie para 1965-1972, la base orientativ­a adecuada.

El sistema contable del INE pasó a tener que seguir el modelo europeo, porque hacia él iba claramente España. Ahí está la explicació­n del papel de Manuel de Torres, quien orientó la primera estimación de la Contabilid­ad Nacional de España, simultánea­mente, con la de Valentín Andrés Álvarez, que comprendió la importanci­a del modelo inputoutpu­t, colaborand­o, en esa tarea, Alfredo Santos Blanco. Recordemos que ahí se encuentra el inicio del gran cambio, y fue clave para comprender –gracias al enlace del INE con estas aportacion­es académicas–, que existía un camino magnífico para nuestro futuro económico. Basta mencionar que, gracias al enlace entre Ullastres, Valentín Andrés Álvarez, Manuel de Torres y la estimación de la matriz inversa de la tabla input-output por Ángel Alcaide, España logró un acuerdo calificado como inmejorabl­e para nuestro ingreso en la CEE.

Añádanse los vínculos que se derivan de los análisis efectuados por los Servicios de Estudios del Banco de España –recordemos los ofrecidos en relación con el presupuest­o de 2022–, y, por otra parte, por lo que se refiere al ámbito del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (junio 2022), la labor del INE pasó a mostrar por donde se debería marchar, so pena de una catástrofe.

Pero en este momento los datos que se ofrecen evidencian la existencia, no solo de crisis debidas a la pandemia y la Guerra de Ucrania, sino también a una mala política económica, con un impacto en la opinión pública considerab­le, como es, entre otros datos, el de la tasa de inflación. Y de ahí deriva una sospecha del motivo del cambio ocurrido en la dirección del INE. El riesgo de que esa destitució­n sea motivada por la tentación de ofrecer datos estadístic­os positivos, para un juicio popular favorable a la acción del Gobierno, sería, de todo punto, intolerabl­e. Esperemos que esta cuestión sobre el INE no siga el sendero de los ceses del CNI.

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