Colapso en Dover por los controles tras el Brexit
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Tras el parón en los desplazamientos por la pandemia, los estragos del Brexit siguen sintiéndose en los viajes desde Reino Unido al resto de países de la UE. Uno de los puntos calientes es el puerto de Dover, la principal puerta de entrada de los británicos a Europa. Este fin de semana ha sido el primero sin colegio, por lo que al flujo habitual de camiones de mercancías, se han unido miles de viajeros en ruta a sus vacaciones de verano.
Se han sucedido las imágenes de atascos kilométricos y retrasos debido a la lentitud de los controles de seguridad fronterizos. El director general del Puerto de Dover, Doug Bannister, señaló ayer que si bien el viernes se podía tardar hasta 4 horas en cruzar, ayer, se llegaría a las 6 horas de demora. El viernes «procesamos unos 8.500 coches que salían», mientras que ayer «se preveía que fueran unos 10.000. Va a ser un día muy ajetreado aquí abajo», reconoció Bannister.
El Gobierno británico ha culpado a Francia de los embotellamientos, acusando a las autoridades francesas de falta de personal. Sin embargo, París lo tiene claro: desde que Reino Unido salió de la UE son necesarios más controles en la frontera.
La ministra de Exteriores británica, Liz Truss, en plena campaña para suceder al primer ministro Boris Johnson, no ha dudado en entrar en la polémica. «Necesitamos que Francia actúe para aumentar la capacidad en la frontera para limitar cualquier otro trastorno para los turistas británicos y para garantizar que esta terrible situación se evite en el futuro», explicó Truss a través de un comunicado.
«El puerto de Dover, que es un puerto privado, encontró más fácil culpar a la Policía francesa (por los retrasos)», se defendió el prefecto regional francés, Georges-François Leclerc. Tras el Brexit hay que comprobar el pasaporte de cada persona que cruza, lo que genera más trámites, insistió Leclerc.