La Razón (Levante)

«Escribo salvajemen­te, sin tesis; lo contrario es literatura muerta»

El escritor publica «Animales luminosos», una novela que aborda el racismo y el choque de culturas

- J. Ors. MADRID

JeremíasJe­remías Gamboa publica «Animales luminosos» (Literatura Random House), una novela que comienza en un campus universita­rio en Estados Unidos, aunque el escritor, el autor de la renombrada «Contarlo todo», es muy consciente de que «América ha proyectado de sí misma una imagen que no se correspond­e con la realidad». Una idea que está detrás de una de sus reflexione­s sobre el famoso sueño americano: «Nos están mintiendo. Es lo que han aireado los medios de comunicaci­ón, el cine, Hollywood, como si California englobara el país entero... Lo que sucede es que luego lees a Toni Morrison y descubres que también se ha construido sobre aniquilami­entos y genocidios, como prueban los cementerio­s de africanos que hay en los cimientos de algún banco financiero... Entonces sobreviene la decepción».

En la respuesta asoma la percepción que el novelista mantiene sobre la literatura como una de las vías para esquivar ideas preconcebi­das, atrapar la realidad y no quedarse en los tópicos. «La literatura es siempre una aguafiesta­s, la que desmonta los estereotip­os. La literatura no miente, te dice lo que está pasando». Jeremías Gamboa, fiel a ese pensamient­o, nos ofrece una obra sincera, que no se queda en lo superficia­l y que, a través de una «noche americana», nos regala una mirada poliédrica sobre una nación desbordant­e y sus preocupaci­ones principale­s, que son las que atenazan también a nuestras sociedades: la identidad, los complejos del lugar de procedenci­a, el racismo y otros lugares comunes mal entendidos. «Existe en Estados Unidos una imagen de Latinoamér­ica que no es correcta, que está empañada por los sueños de una revolución romántica, una idealizaci­ón excesiva. Estas ideas colisionan con el personaje de mi libro. Es un choque cultural. El relato habla de las posibilida­des del amor, de problemas juveniles, de la aventura, pero que acaba politizánd­ose y trayendo a primer plano algunos horrores políticos».

Este es un libro a imagen y semejanza de los principios de Gamboa. «Escribo sin géneros, salvajemen­te. No llevo la escritura hacia lugares literarios transitado­s. Escribes para salirte de los márgenes, fuera del continente acotado de la conciencia para nombrar lo desconocid­o. Escribo sin tesis, sin fórmulas. Lo contrario es la escritura muerta. Cuando escribes una te entregas a lo desconocid­o. Y eso a veces tiene unas consecuenc­ias psíquicas en el escritor». Gamboa reconoce que en la literatura «existen momentos tremendos, perturbado­res para tu mente. Cuando escribes debes estar preparado para imaginarlo­s. Dejan secuelas. La literatura que a mí me gusta, la que enseño, es la que te revienta la cabeza, expande tu mente y, al salir del libro, sientes que el mundo se ha movido un poco. Me refiero a un crecimient­o de la conciencia, que, como cualquier crecimient­o, implica dolor. Crecer es siempre un oficio doloroso, difícil y en las novelas todo acaba ampliándos­e por encima de ti mismo y te obliga a conocer conovela sas insospecha­das de uno ».

Gamboa se ha enfrentado en este caso a la sombra latente de su familia, a la marca que supone la procedenci­a natal y a la huella que te deja en el alma que otros te valoren de manera diferente por el color de la piel, la cultura o las costumbres. El protagonis­ta de «Animales luminosos» es un ramal literario literario del propio padre del autor. Los dos son guapos, los dos deben enfrentars­e a la mirada ajena y los dos conocen las dificultad­es y frustracio­nes de las barreras lingüístic­as. «Una cultura no puede ser jamás un choque, pero existen choques de culturas. Cuando voy a EE. UU., estoy bajo sospecha. Una cultura es un espacio de confrontac­ión y mi país está herido por el racismo».

Ansiedad personal

Gamboa reconoce que en Perú, al igual que en Estados Unidos, existe racismo, pero en ambos casos, al tiempo que hay similitude­s, también existen diferencia­s Reconoce que después de Trump, «el racismo en Norteaméri­ca se ha desembozad­o y ha desatado o dios. No he vivido en primera persona el racismo de EE.UU., pero sí las condicione­s que impone en mi país. Ahí es silencioso, salvaje y gris. Está en la conciencia de los peruanos, que viven en la ansiedad por no aceptarse».

Gamboa ha partido de la experienci­a en su país, pero fue el aprovecham­iento de una estancia en Norteaméri­ca que resultó providenci­al. Acudió desanimado, con la impresión de que el sueño de ser escritor se le escapaba. Allí se dio cuenta de que su futuro no pasaba por la enseñanza universita­ria y encontró la voz narrativa que desde entonces le ha guiado. «El retorno a mi país fue duro. Estaba desilusion­ado con Estados Unidos y con mi ciudad natal. Creía que no servía para esto y me marché al norte, al extranjero, para buscar una carrera académica. Allí, sin presiones, es donde terminé mi primer libro de cuentos y arranqué “Contarlo todo”. Me di cuenta, justo después, de que tenía una novela. Eso me hizo regresar. Y traje conmigo el diálogo que luego se convirtió en el inicio de “Animales luminosos ”».

Estados Unidos ha proyectado una imagen de sí mismo que no coincide con la realidad»

«En la escritura hay momentos perturbado­res, que dejan en el escritor secuelas psíquicas»

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ALEJANDRA DEVESVOCI/RANDOM HOUSE

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