La Razón (Levante)

Las niñas de hierro de Plensa llegan a Benidorm

► Las caras de Silvia y María, de 7 metros y con gesto sereno, invitan a la paz y la reflexión en medio del caos y el ajetreo

- A. Agulló. ALICANTE

Las cabezas de Silvia y María son de hierro fundido, miden siete metros, pesan 7.500 7.659 kilos y de 7.506 kilos, y descansan, con gesto sereno y los ojos cerrados, en Benidorm. Antes, las dos esculturas de Jaume Plensa (Barcelona, 1955), han realizado un viaje de cuatro años por la Comunidad Valenciana.

El artista es un fiel defensor de la democratiz­ación de la cultura, de sacarla a la calle para así crear un lugar para el arte y la reflexión en espacios urbanos. Las dos niñas, con rostros distorsion­ados por ser alargados y los párpados cerrados se dan la espalda y dialogan con el entorno; una da los buenos días al amanecer y la otra, las buenas noches al atardecer rodeadas del mar Mediterrán­eo. Una imagen que en sí misma tiene gancho y fuerza. Plensa pretende llamar a la reflexión, es decir, que el espectador pare un minuto, respire e, inspirado por la paz que transmiten Silvia y María, mire a su interior; algo que es todo un reto en unos tiempos de prisas y agitación extrema.

Silvia y María forman parte de la exposición temporal que ha promovido la Fundación Hortensia Herrero y la empresa Mercadona y estarán hasta finales de septiembre en Benidorm. En su viaje por la Comunidad Valenciana, las dos niñas de hierro se han instalado en lugares emblemátic­os; en Benidorm, en la plaza de Santa Anta, antesala del mirador del Castell, un símbolo de la ciudad y uno de los lugares más fotografia­dos y compartido­s en Redes Sociales.

Sobre la ubicación, el asesor artístico de la muestra, Javier Molins, indica que «vimos enseguida que el enclave del mirador era el lugar donde las esculturas podían dialogar mejor y tener su espacio y que, al mismo tiempo, también tuvieran de fondo la imagen más emblemátic­a de Benidorm, con su ‘skyline’ desde la playa».

La distorsión también es bella

Molins explica cuál es el proceso creativo que hay detrás de Silvia y María. «Plensa hace dos fotografía­s y luego en el ordenador las manipula y las distorsion­a como en su día hicieran El Greco o Modigliani, porque piensa que la distorsión puede ser también bella. Las niñas tienen los ojos cerrados y miran en su interior para invitar a la gente a encontrar momentos de reflexión. Es decir, que con todo el ruido que nos rodea invita a encontrarn­os a nosotros mismos».

Las piezas forman parte del denominado arte monumental, matiza Molins, cuyo punto álgido se alcanzó en Egipto. «La escultura monumental surge al mismo tiempo que el ser humano y es una de las caracterís­ticas de Plensa, al igual que lo es su interés por democratiz­ar la cultura», añade Molins. De hecho, sus piezas se exhiben en espacios públicos de ciudades de todo el mundo.

Para Plensa los rostros de sus niñas son un espejo poético en el que cada persona se puede mirar, verse reflejado en sus preguntas más íntimas en entornos como plazas o calles que son dinámicos, que sucumben cada día al ir venir de las ciudades.

Con motivo de la inauguraci­ón de la exposición, el alcalde de Benidorm, Toni Pérez, destacó que «tendremos la gran oportunida­d de disfrutar a primera hora de Silvia saludando al amanecer y María despidiend­o el día mirando al atardecer. Dos miradas de mujer, que son unas magníficas obras de Jaume Plensa. Estamos muy agradecido­s a la generosida­d de Hortensia Herrero por dejarnos disfrutar de estas esculturas. Es un privilegio para los vecinos y visitantes de Benidorm».

Los dos rostros formaron parte de una muestra que acogió la Ciutat de les Arts i les Ciències de Valencia. Después se expusieron en Elche, Vila-real y Gandía en un proyecto de mecenazgo artístico para difundir el arte y la cultura. Ahora están en Benidorm.

Las esculturas parten de fotografía­s de niñas deformadas después como ya hiciera Modigliani

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LA RAZÓN Las cabezas de Silvia y María son de hierro fundido y pesan más de 7.000 kilos cada una; impresiona­n por su tamaño y el gesto de sus rostros

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