EL VIAJE ALUCINADO DE FERRÉ
LaLa novelística de Juan Francisco Ferré (Málaga, 1962) se ha revelado en los últimos años como una de las más originales propuestas de la actual narrativa española. Bajo la apariencia de un impecable estilo realista se desarrollan ficciones de asumida extravagancia argumental, donde no faltan distópicas ensoñaciones, atrabiliarios personajes y alucinantes circunstancias. Este costumbrismo lisérgico y contracultural define sus más destacadas obras: «Providence» (2011), «Karnaval» –Premio Herralde de Novela, 2012–, «El Rey del Juego», y ahora «Revolución», una mixtificada historia donde nada es lo que parece, un delirio postmoderno repleto de hilarantes situaciones. El protagonista, Gabriel Espinosa, es un investigador universitario felizmente (o quizá no tanto) casado y con tres hijos; uno de ellos, Aníbal, es un obseso de los efectistas videos internáuticos, y desaparecerá de un misterioso modo,
entre taimados pedófilos, torturadores de animales, espectros de ultratumba y siniestros avatares. A lo largo de estas páginas conocemos la transformación de Gabriel, trasunto kafkiano de un cambio de personalidad.
Se va desarrollando así un universo visionario que había comenzado con el aburrimiento existencial del protagonista, y su deseo de superar esa atonía jugando a la invención de imaginarias realidades. Estamos ante el tema clásico de la ambivalencia de las percepciones y el engaño de los sentidos; uno de los estrambóticos seres que pueblan esta fantasía, el prepotente doctor Abril Villalobos, enfatiza: «Siempre me he preguntado cómo podemos formar esas imágenes en nuestro cerebro. Imágenes de criaturas y cosas que no existen y que solo se nos muestran como reales en nuestros sueños y en los fantasmas de la vida psíquica». Otros desarraigados personajes, como el fauno Freddy o el mutante Madre, revelan la voluntad transgresora del novelista, que despoja a sus criaturas de un habitual perfil reconocible. Esta obra plantea una revolución del conocimiento, otras formas paranormales de la comprensión de la realidad, una apuesta por el futuro libre de convenciones sociales y opresivos prejuicios. Incisivos diálogos, oníricas evocaciones, deliberados dislates y sorprendentes giros de la acción van conformando un fascinante y heterodoxo universo ficcional. Es esta una narrativa que, en nuestro entorno literario, recuerda a algunas obras de Mariano Antolín Rato, Kiko Amat o Andrés Ibáñez, autores situados en el extrarradio de la linealidad realista, al margen de todo adocenado costumbrismo. Un cierto intrigante suspense y un acertado sentido del humor completan la excelencia de esta original y elaborada novela.