Los jueces son valedores de la salud de los madrileños y de la calidad del aire que respiramos MADRID CENTRAL, REVÉS JUDICIAL
Los jueces no han querido ensuciarse la toga con la contaminación de Madrid Central, y el brillo de sus puñetas ha cegado las intenciones del alcalde, Martínez Almeida, de establecer una moratoria en la ejecución de las multas impuestas por infracciones en esta zona de la capital. El argumento jurídico que ha llevado a la resolución judicial es «defender la salud y el medio ambiente», criterio muy loable, si fuera tan rotundo que como aparenta el auto del juez. La prohibición de entrada libre de vehículos al centro de la ciudad, bien es cierto que rebaja sensiblemente los niveles de polución, mejora la calidad del aire, y en consecuencia, es positivo para el medio ambiente y la salud de los ciudadanos, pero hay un efecto colateral: la circulación no desaparece, simplemente, se desplaza a la periferia de Madrid Central, y en ese área aumenta la densidad del tráfico y se elevan los niveles de contaminación, lo que no garantiza que la salud y el medio ambiente estén por encima de la realidad.
Una jueza ha gobernado Madrid durante los últimos cuatro años; ahora, sus colegas, anulan la pretensión del nuevo alcalde, y dan la razón a Manuela Carmena, en el asunto de la moratoria en las multas. Los jueces son valedores de la salud de los madrileños y de la calidad del aire que respiramos. Supongo que la señora Carmena estará satisfecha de haber ganado una batalla después de haber dejado la alcaldía. Los jueces han emitido dictamen de calidad ambiental y salud pública por encima de cualquier otra circunstancia, aunque no se reparó en su día en exigir un informe de impacto medio ambiental y económico, cuando se puso en marcha Madrid Central; que no se hiciera compatible la defensa de la salud del ciudadano con la salud económica de miles de comerciantes, asfixiados por este medida. Ahora sólo cabe pedir a los jueces que ese loable desvelo por la calidad del aire de Madrid, lo extiendan también a las instalaciones de calefacción de gasoil, que destilan más contaminación en invierno que el propio tráfico, o a los generadores industriales de calor. Si el alcalde hubiera cumplido su promesa electoral, y en vez de dar rodeos con moratorias en las multas se hubiera cargado directamente esa ordenanza perversa llamada Madrid Central, no estaríamos ahora ante incertidumbres legales en manos de los jueces. Señor alcalde: antes de perseguir y acabar con el «top manta» pregunte primero a los jueces si no dañaría la salud de un fenómeno ilegal frente al derecho a la salud de los comerciantes legalmente establecidos.