A Otegui le madruga el PNV y se extraña
Según Arnaldo Otegui, lo del PNV con la ponencia del nuevo Estatuto vasco es «trilerismo político», una «chapucilla» y un paso atrás con respecto al «Plan Ibarretxe», porque en el texto no se reconoce a las claras el derecho de autodeterminación ni el marco vasco de relaciones laborales ni se incluye la palabra nación. En cierto modo, hay que comprender el disgusto del viejo etarra, que, imbuido del nuevo espíritu esencialista del «procés», que él ha vivido en carne mortal en Cataluña –al parecer, a algunas personas viajar no les hace nada bien–, ha visto como le madrugaba otra vez el viejo PNV. Se lo explicaba ayer el lendakari Iñigo Urkullo en un foro de «El Correo» al señalar que «soy nacionalista vasco y afirmo que no todos los nacionalistas son iguales». En otras palabras, que bromas con el Concierto las mínimas, que hay qué ver lo bien que va Bilbao, como un tiro, oye, que se puede poner difícil la economía y que ir al Congreso para que te pase lo que a Ibarretxe es una sandez. Así que, colamos el derecho a decidir de soslayo, con una fórmula viable; añadimos un poco de bilateralidad, pero no mucha, y algo de cháchara sobre la asunción de la pluralidad del Estado. En definitiva, el proyecto de nuevo Estatuto que han pactado los peneuvistas con los socialistas y con Podemos, y que ha sido convenientemente cepillado de las tonterías de Bildu. Haría bien Otegui en cambiar de escenario. Al fin y al cabo, como español que es, puede hacerse separatista catalán, que esos sí que molan.